Dublín es una ciudad con una gran oferta cultural y esto se traduce en una amplia variedad de monumentos y museos que podemos visitar durante nuestro viaje. Si bien existen muchos planes para disfrutar de Dublín de forma gratuita, en este post os proponemos una manera de ahorrar en aquellas atracciones que sí son de pago: el Dublin Pass.
El Dublin Pass es una tarjeta turística que permite entrar de manera gratuita a más de 30 atracciones de Dublín. Además, incluye descuentos en otras actividades, así como en tiendas y restaurantes de la ciudad. Existen pases similares en otras ciudades, como Londres o Roma, pero comprar estas tarjetas no siempre supone un verdadero ahorro. Si queréis saber cuándo es buena idea comprar el Dublin Pass y cómo amortizarlo en 24 horas, seguid leyendo.
CUANDO ES BUENA IDEA COMPRAR EL DUBLIN PASS
De primeras puede parecer difícil amortizar el Dublin Pass (sobre todo si viajáis fuera de temporada). Los horarios de apertura de los monumentos dublineses son bastante limitados y en muchas ocasiones estamos sujetos a la disponibilidad de tours en los lugares que sólo admiten visita guiada. A pesar de esto, con una buena organización, buena forma física y unos bocadillos (parar a comer está sobrevalorado), es posible ahorrar con creces el valor del Dublín Pass.
Y hablando de valor, ¿cuánto cuesta el Dublin Pass? El precio depende de la duración que queremos que tenga nuestro pase. Es posible comprar el Dublin Pass para 1, 2, 3 o 5 días. En esta ocasión nosotros nos decantampso por el pase de 24 horas, que costaba (en la página oficial y en 2019) 59€. El coste del resto de pases está sujeto a promoción. Obviamente, a mayor duración, menor es el coste diario del pase, por lo que resulta más fácil amortizar su precio. Además de las ofertas que va sacando la página oficial de Dublín Pass, existen plataformas como Musement, que venden el pase más barato.
Hechas las aclaraciones sobre el precio, ¿cuándo NO vale la pena comprar el Dublin Pass?
- Si viajáis con niños: algunas de las atracciones en las que más notaréis el ahorro son la Guinness Storehouse y la Jameson Distillery. En ambos casos, es posible realizar la visita con niños menores de 18 años, pero no están pensadas para niños. A parte de que los menores se ven excluidos de las partes de la visita dedicadas a la cata de alcohol, no existen espacios diseñados para su entretenimiento.
- Si os gusta viajar con calma y el slow travel: amortizar bien el Dublin Pass puede resultar bastante agotador. Se puede amortizar yendo a un ritmo más calmado, pero no creemos que el ahorro sea tan considerable en estos casos.
¿Cuándo SÍ vale la pena comprar el Dublin Pass?
- En temporada alta: durante los meses de verano algunas atracciones amplían su horario de apertura, con lo que contamos con un poco más de margen para amortizar el pase.
- Si os gusta sacar el máximo partido a vuestro viaje: si sois de los que no paráis quietos y no os cansáis fácilmente, comprar el Dublin Pass es una buena forma de exprimir al máximo vuestra estancia en la ciudad.
- Si tenéis pensado visitar la Guinness Storehouse y la Jameson Distillery: ambas atracciones tienen un precio elevado (alrededor de 20€ por persona), por lo que si contabais con visitarlas sí o sí, el Dublin Pass es una muy buena manera de hacerlo. Sólo con estas atracciones tendréis casi amortizado el valor de la tarjeta.
COMO AMORTIZAR EL DUBLIN PASS EN 24 HORAS
Hablemos ahora de la ruta que hicimos nosotros para amortizar el Dublin Pass en 24 horas. Ya hablaremos de números en el siguiente apartado, pero os adelantamos que con esta ruta nosotros ahorramos más del 50% del valor de las entradas, que se dice pronto. Pero ahora centrémonos en la ruta.
Nuestra primera parada del día fue la Catedral de St. Patrick (1), el templo más grande de Irlanda. Es curioso que, siendo una de las iglesias más importantes del país, la Catedral de St. Patrick sea, en realidad, una Iglesia anglicana. El edificio actual fue construido entre 1191 y 1270 en el emplazamiento en el que, según cuenta la leyenda, San Patricio bautizó a los jefes celtas locales. Entre las tumbas que podréis encontrar en su interior está la de Jonathan Swift, que fue deán de la catedral entre 1713 y 1745. Quizás no os suene esta faceta de su vida, pero seguro que lo reconoceréis cuando os diga que se trata del autor de Los viajes de Gulliver.

La Catedral de St. Patrick supone un comienzo ideal para nuestra ruta, ya que es uno de los monumentos que abre más temprano. Nosotros os recomendamos estar en la catedral a las 9 de la mañana y ser los primeros en entrar. A pesar de su tamaño, la visita al templo apenas nos llevó veinte minutos.
Tras esta visita nos dirigimos a la segunda catedral de la ciudad: la Christ Church Cathedral (2). A este templo también se lo conoce como la Catedral de la Santísima Trinidad y rivaliza con la de St. Patrick en muchos aspectos. Aunque ambas ostentan el título de catedral, la cátedra del Arzobispo de Dublín se encuentra en Christ Church y no en St. Patrick.

Christ Church alberga una de las criptas más grandes de Irlanda y Gran Bretaña. Además de por su tamaño, no olvidéis descender a la cripta para conocer a Tom y Jerry. Así es como se conoce al gato y la rata que quedaron atrapados en uno de los tubos del órgano en la década de 1860. Las condiciones del interior del tubo propiciaron que ambos animales se momificaran de forma natural y su estado de conservación es asombroso.

Acto seguido, nos dirigimos al Dublinia (3), un pequeño museo interactivo ideal para visitar con niños. Este museo ocupa la antigua Sala del Sínodo de la Catedral de Christ Church, por lo que conecta directamente con la iglesia por un puente que cruza la carretera. Este puente es la vía de salida del museo, por lo que tras visitarlo saldréis por la entrada de la Catedral. En cuanto a la temática del museo, Dublinia muestra como fue Dublín durante la época vikinga y medieval.

Nuestra siguiente visita fue el Castillo de Dublín (4). Este edificio fue la sede del Gobierno británico hasta la independencia de Irlanda en 1922. Actualmente se usa en diferentes ceremonias políticas como la investidura de los presidentes irlandeses o la recepción de dignatarios extranjeros. El Dublin Pass permite la visita auto-guiada a los salones o State Apartments. Se puede pagar la diferencia para unirse a una visita guiada, pero no creemos que merezca la pena, ya que alarga demasiado el tiempo de visita.

Desde aquí nos dirigimos a St. Stephen’s Green para visitar el Little Museum of Dublin (5). Este museo ha recibido múltiples galardones y está considerado como uno de los mejores museos de la ciudad. Todos los objetos que se exhiben en él provienen de donaciones y explican la historia más reciente de la ciudad. Para visitar el museo deberéis uniros a la visita guiada. Hay visitas cada hora en punto, pero si llegáis antes podéis aprovechar la espera para ver las zonas auto-guiadas.

El Dublin Pass también nos permite hacer uso de los autobuses turísticos de la empresa City-Sightseeing (los autobuses rojos). Este servicio tiene una validez de 24 horas desde el momento en que se canjea. Es por eso, que nosotros decidimos canjearlo en este momento de la ruta, que coincide con el mediodía, para poder emplearlo también a la mañana siguiente. Esto nos vino muy bien teniendo en cuenta que el día siguiente era domingo y ese día los museos abren más tarde, con lo que pudimos disfrutar del recorrido completo antes de que abriesen.
Para llegar al siguiente punto de nuestra ruta cruzamos el río Liffey y recorrimos una de las arterías principales de la ciudad: O’Connels Street. En esta calle se alza la Oficina Central de Correos, que alberga la exposición GPO Witness History (6). Este edificio desempeñó un papel clave en la lucha por la independencia de Irlanda ya que fue el cuartel general de los rebeldes durante el Alzamiento de Pascua de 1916.
Habréis notado que hemos dejado para el final de la ruta las dos experiencias más emblemáticas de la ciudad. Llegados a este punto la ruta pasa a ser para mayores de 18, pues vamos a degustar dos de los productos estrella del país: el whiskey y la cerveza.
En primer lugar, visitamos la Jameson Distillery (7). En esta pequeña destilería de Bow St. fue concebido el whiskey irlandés más vendido del mundo. Actualmente toda la producción de Jameson se produce en la destilería de Middleton (en el condado de Cork), dónde podréis visitar las instalaciones de las que surge este “agua de vida” (traducción literal del gaélico Uisge Beatha). La visita a la antigua destilería de Bow St. no incluye esta parte, pero sí una breve presentación sobre la historia de Jameson, una cata guiada de tres variedades de whiskey y una consumición en el bar. Nosotros llegamos a tiempo para el turno de las 14:30 y estuvimos dentro aproximadamente una hora.

Y así llegamos a la última parada de nuestra ruta, la joya de la corona de cualquier visita a Dublín: la Guinness Storehouse (8). Esta es la atracción turística más visitada de Dublín, por lo que antes de hablaros de Arthur Guinness y de su famosa cerveza, hablemos de cómo visitarla.
La última hora de acceso a la fábrica es a las 17 horas, aunque, teniendo en cuenta la gran afluencia de visitantes, os recomendamos estar ahí con suficiente antelación. Nosotros llegamos a las 16 horas y, aún así, no conseguimos entrar hasta media hora después. Este tiempo de espera se hubiera prolongado de no haber contado con el Dublin Pass, ya que una vez superada la cola en el exterior del edificio hay una cola rápida para aquellos visitantes que lo posean.
Una vez dentro, recorrer las 7 plantas que componen el museo os llevará una media de dos horas. La entrada finaliza en el Gravity Bar, un bar con vistas panorámicas dónde poder disfrutar de una Guinness (incluida en la entrada). Y hablando de la entrada, el precio depende de la hora y el día al que accedáis a la fábrica por lo que puede oscilar entre 18 y 25 euros. Al visitarla un sábado por la tarde, nosotros hubiéramos tenido que pagar esa última cantidad de no haberla visitado con el Dublin Pass.

Y ahora sí, hablemos de la Guinness (aunque estamos seguros de que esta cerveza no necesita presentación). La historia de la cerveza Guinness se remonta a 1759, cuando Arthur Guinness alquiló un pequeño local en St. James Gate. Con el tiempo, lo que empezó siendo una pequeña propiedad se fue ampliando hasta alcanzar el tamaño actual de la fábrica. El sector en el que se encuentra el museo era la antigua Fermentation House, en desuso desde 1988. Hoy en día esta fábrica solo produce la cerveza Guinness que se consume en Irlanda, por lo que no os debe sorprender que la famosa stout tenga un sabor diferente cuando la toméis en su país natal.
CONCLUSIONES
Hasta ahora hemos estado hablando de monumentos, pero seguro que más de uno estaba deseando llegar a los números. ¿Cuánto hemos ahorrado viajando con el Dublin Pass? ¿Vale realmente la pena? Nuestra respuesta es sí, pero hagamos primero los cálculos (basados en los precios de 2019).
Atracciones |
Precio Original |
St. Patrick’s Cathedral |
8,00€ |
Christ Church Cathedral |
7,00€ |
Dublinia |
9,50€ |
Castillo de Dublín |
8,00€ |
Little Museum of Dublin |
10,00€ |
Autobús turístico |
20,00€ |
GPO Witness History |
12,00€ |
Jameson Distillery Bow St. Experience |
22,00€ |
Guinness Storehouse |
25,00€ |
TOTAL |
121,50€ |
PRECIO DEL PASE |
59,00€ |
AHORRO |
62,50€ |
Como veis, en 24 horas hemos ahorrado más de la mitad del valor total de las entradas, pero todavía puede ser más jugoso. ¿Recordáis que os hablaba de que existen otras plataformas que venden el Dublin Pass? Comprando este pase en plataformas como Musement todavía podemos ahorrar unos eurillos más.
Así que sí, no sólo es posible amortizar el Dublin Pass, sino que es una experiencia que nosotros recomendamos. Y vosotros, ¿soléis usar este tipo de tarjetas? ¿Os atrevéis a exprimir al máximo el Dublin Pass? ¿Creéis que aún podríais amortizarlo un poquito más?
Por último, queremos mandar un agradecimiento a Musement, no sólo por vender el Dublin Pass más barato, sino por haber confiado en nosotros para sacarle el máximo partido al pase.
Guau! Eso si que es aprovechar bien el Dublin Pass, 24 horas muy bien organizadas! Te llegan a dar otras 24 horas y te faltan museos en la ciudad!! A mi el Dublinia me encantó, será por mi espiritu joven jaja
Un abrazo
A mi estos museos también suelen encantarme, me encanta cuando hay cosas para tocar y reproducciones. La verdad es que creo que yo es la primera vez que llevo una ruta tan estudiada 😅😅 De haber tenido otras 24 horas hubiera intentado visitar algo de las afueras pero directamente es que yo no tenía tiempo para más de un día de pase… Eso sí, volveré a Dublin porque me quedaron otras mil cosas pendientes 😉 Un beso,