Qué ver en Lanzarote: Ruta Centro

Bienvenidos a la segunda de las rutas que os proponemos para descubrir Lanzarote. Hasta ahora os hemos propuesto una ruta para conocer el norte de la isla, por lo que ahora le llega el turno a la zona centro. Obviamente, este orden es meramente orientativo y os animo a que lo adaptéis a vuestras propias circunstancias. Por ejemplo, en este caso, os animo a que intentéis hacer esta ruta en domingo, pero ya os explicaré el motivo. ¿Empezamos?

Antes de nada, recordaros que para hacer estas rutas necesitaréis contar con coche. El recorrido es el que hago yo desde mi pueblo, por lo que os recomiendo que lo modifiquéis teniendo en cuenta la ubicación de vuestro alojamiento. En este caso, hemos calculado que la ruta dura unas seis horas, aunque es una estimación orientativa y puede variar.

El punto de partida será la Fundación César Manrique (1), personaje del que ya hablamos en el post anterior. Desde 1968 y hasta 1988, Manrique vivió en esta casa del pueblo de Tahiche. Será en 1988 cuando se mudará a la casa de Haría, que también es visitable y de la que os hablé en la Ruta Norte. Esta casa fue diseñada y construida por el propio artista por lo que no es de extrañar que sea una maravilla arquitectónica.

La mitad inferior de las paredes está encalada y el resto es de piedra volcánica. Hay una escultura rojo y un banco con cojines del mismo color

Una de las salas interiores de la casa

La casa abre todos los días de 10:00 a 18:00 horas y la entrada cuesta 8 €. También se puede comprar la entrada combinada con la casa de Haría por 15 €. Personalmente, después de visitar la Casa-Museo de Haría ya no me gusta tanto esta, por lo que si tenéis que decantaros por una de las dos yo visitaría la del norte.

Y de una casa construida en medio del malpaís nos vamos a otra construida dentro de una montaña: la Casa Museo LagOmar (2). Esta casa fue diseñada por Jesús Soto y fue la residencia privada, entre otros dueños, del actor Omar Sharif. Si sólo con el nombre no sois capaces de saber de quién os hablo (yo tampoco pude), os diré que se trata del actor protagonista de Doctor Zhivago y que también aparece en Lawrence de Arabia.

Se ve una piscina central y como el resto de las habitaciones se van metiendo en la piedra marron de la montaña

Quien tuviera una casita así…

Visitar la Casa Museo cuesta 6€, aunque también podéis disfrutar de las diferentes terrazas en su restaurante. Personalmente, a pesar de que la casa tiene su encanto, no es una visita que considere imprescindible.

Pero ya está bien de museos, hablemos de pueblos, o mejor, hablemos de la antigua capital de la isla: Teguise (3). La Villa de Teguise fue capital de Lanzarote hasta 1847, cuando la sede de la capital pasó a Arrecife. ¿Por qué? Pues porqué Arrecife tiene acceso al mar y, por lo tanto, puerto. Lo mejor es callejear por el pueblo y, si visitáis la villa un domingo podréis hacerlo mientras se celebra el mercadillo más grande de toda la isla. Prácticamente todo el pueblo se llena de puestos que le dan un ambiente único (a menos que odiéis los mercadillos, claro).

Se ven puestos que venden bolsos y de fondo el Campanario de la Iglesia, de piedra marron en la base y encalado de blanco en la punta

Hay puestos de comida, de artesanías, de ropa…

Después de ver el centro del pueblo, toca subir a por las vistas desde arriba. ¿Desde dónde? Desde el Castillo de Santa Bárbara (4). Este castillo acoge actualmente el Museo de la Piratería, un museo ideal si venís con niños. Si no es el caso, yo os recomiendo que subáis por las vistas, pero no por el museo.

Castillo de piedra marrón. Para acceder hay que subir unas escaleras

El Castillo de Santa Bárbara

Desde Teguise nos dirigiremos dirección Mozaga en busca de otra de las obras de Manrique: el Monumento del Campesino (5). Ya os adelanto que veréis enseguida el monumento, aunque quizás os cueste un poco más distinguir lo que representa. Si os digo que son un campesino y su perro, ¿qué me decís? Empieza a coger forma, ¿no? Junto al monumento hay un pequeño museo gratuito y un restaurante con bastante fama. Yo os recomiendo comer aquí, pero, aunque no lo hagáis bajad las escaleras que llevan al restaurante y echadle un vistazo. No os defraudara.

Monumento hecho con grandes piezas blancas y que forma la silueta de un campesino y su perro

¿Se nota que es un campesino con su perro?

Destacan las casas en blanco sobre la tierra negra. Los balcones, las ventanas y las puertas son verdes.

Junto al Monumento se encuentra el Restaurante y el Museo

Como decían nuestras madres, “si acabas de comer no te metas al agua que se te corta la digestión”. Así que como os he recomendado comer os voy a recomendar también una visita intermedia antes de hablaros de playas. En la tercera y última ruta os hablaré de las Montañas del Fuego, pero aquí os voy a hacer los primeros spoilers. ¿Dónde? En la Ermita de los Dolores (6). La Virgen de Los Dolores es la patrona de la isla y entenderéis porque es una virgen tan querida en seguida. Una pista, también la llamamos Nuestra Señora de los Volcanes. ¿Imagináis por dónde van los tiros?

Entre 1730 y 1736, Lanzarote sufrió los efectos de una fuerte erupción volcánica. Esta es una de las erupciones más importantes que se han producido en Canarias durante época histórica. Cuenta la historia que los habitantes de la zona rogaron a la Virgen de los Dolores que parase al volcán con la promesa de que construirían una ermita en su honor si lo hacía. Cuentan también que se hizo una peregrinación en dirección a la colada de lava y que allí dónde clavaron una cruz, la colada de lava milagrosamente se detuvo.

Una cruz de madera sobre los restos del malpais. Bajo la cruz hay un pequeño altar.

La cruz marca el lugar en el que se detuvo la lava

El milagro era evidente por lo que tocaba levantar una ermita, pero como las palabras se las lleva el viento los habitantes de la zona no cumplieron lo prometido. Obviamente esto a la Virgen no le hizo gracia, que su esfuerzo le debió llevar parar al volcán, así que se le apareció a una niña para recordarles la promesa. Después de que a la niña no le hicieran ni caso en el pueblo, la Virgen volvió a verla y esta vez le tocó el hombro dejándole una marca con la forma de su mano. Al final la ermita se construyó y vale la pena visitarla sólo por la historia que hay detrás y por la importancia de esta virgen para Lanzarote.

Iglesia de paredes encaladas de blanco y decorada con piedras negras

Esta es la ermita que construyeron al final

Contada la leyenda y como yo si cumplo lo que prometo sin que me tengan que insistir, hablemos de playas. Empecemos hablando de La Santa (7). Este pueblo y, por defecto, su costa, harán las delicias de los viajeros más deportistas. Si veníais a Lanzarote buscando olas y surf estas son vuestras playas. En cambio, si lo que buscáis es daros un baño tranquilo, os recomiendo que cambiéis de lado. La costa occidental de la isla es en la que más se nota la influencia de Los Alisios y las corrientes pueden llegar a ser peligrosas.

Lago con arena de playa y paredes de roca negra. Se ve al fondo los volcanes y apartamentos

En el Lago de La Santa sí que es posible bañarse (pero entre kayaks)

Aunque no seáis surfistas, otra playa que no debéis perderos es la Playa de Famara (8). Esta playa queda encajada entre el pueblo de Caleta de Famara, en el que podréis comer pescado fresco de proximidad y el imponente Risco de Famara. Es esta ubicación la que hace que la playa sea preciosa por sí misma. También estamos ante un buen lugar para practicar surf y otros deportes acuáticos.

Playa de Arena con vistas a un barranco y a una isla. Yo de espaldas a la camara cerca de la orilla

Desde la Playa de Famara también se ve La Graciosa

Como veis he vuelto a proponeros una ruta muy asequible para un día y es que, en Lanzarote, la vida se vive a otro ritmo y si queréis mimetizaros con la población local tendréis que disfrutar de la isla despacio. ¿Os animáis a conocer también el sur de la isla conmigo?