Qué ver en un día en Turín

Cuando hablamos de Italia enseguida nos vienen a la mente ciudades como Roma, Venecia, Nápoles, Florencia o Milán. Pero, si siguiéramos haciendo la lista, ¿en qué posición quedaría Turín? ¿nos acordaríamos siquiera de ella? Si habéis llegado hasta esta entrada entonces es que aún hay esperanzas para la ciudad, pero por lo general Turín es de las grandes olvidadas de Italia, a pesar de su gran importancia histórica. Podríamos decir que si no fuera Turín, no existiría Italia como la conocemos hoy en día, pero ya os iremos contando este y otros datos curiosos a lo largo de nuestra ruta de un día en Turín.

En primer lugar, ¿es posible ver Turín en un día? Lo básico sí, pero yo recomiendo pasar aquí todo un fin de semana. Yo he estado en esta ciudad en dos ocasiones (y eso que yo también era de las que siempre se olvidaba de Turín al pensar en Italia). En la primera visita me quedé dos días en la ciudad por lo que tuve la oportunidad de visitar también el barrio de Lingotto. En este barrio se encuentra la Fábrica de Fiat y el MAUTO, el Museo del Automóvil. Yo os recomiendo muchísimo este museo si os planteáis un viaje más largo (incluso si no os gusta el mundo automovilístico). La exposición está centrada en la historia del automóvil y en los diferentes movimientos sociales que se desarrollan ligados a cada nuevo modelo de coche. Otra parada de la que prescindimos en esta ocasión pero que si visitamos en nuestro primer viaje a Turín es el Museo Egipcio de Turín, el museo egipcio más antiguo del mundo. Si os gusta la historia del Antiguo Egipto, os recomendamos que añadáis esta visita a vuestro itinerario. Hechas estas recomendaciones, en esta entrada nos centraremos en la ruta que hicimos en nuestro segundo viaje a Turín, para el que sólo contábamos con 24 horas.

Mapa con la ruta señalada

Tanto si llegáis a Turín en avión o si venís en tren desde otras ciudades (nosotros hicimos lo segundo desde Milán) vuestro punto de partida será, muy probablemente, la Estación de Torino Porta Nuova (1). Esta estación es una de las más concurridas de Italia, sólo superada por la de Roma y la de Milán. ¿Queréis saber un dato curioso sobre su inauguración? Aunque su construcción acabó en 1868, la inauguración oficial no se hizo hasta 145 años más tarde, en 2009.

Desde aquí recorrimos la Via Roma, que comunica la Piazza Carlo Felice, la plaza de la estación; y la Piazza Castello. A medio camino entre ambas plazas se encuentra la Piazza San Carlo (2). En el lado sur de esta plaza, justo por donde hemos entrado, se encuentran las iglesias gemelas de San Carlo y Santa Cristina, dos iglesias barrocas construidas en 1619 y 1639 respectivamente. En el centro de la plaza está el Monumento a Manuel Filiberto. Este duque de Savoya fue también comandante de las tropas imperiales de «nuestros» Carlos V y Felipe II.

En primer plano la estatua ecuestre de Manuel Filiberto. Detrás las dos iglesias gemelas.
PIAZZA SAN CARLO

Otro de los puntos de interés de la plaza es el Café Torino. En Turín existen varios cafés históricos, cafés con una estética anclada en el tiempo. El Café Torino, por ejemplo, abrió en 1903 y mantiene la decoración de esa época. Hay muchos otros cafés históricos y por lo general suelen ser caros, aunque vale la pena asomar la nariz por la puerta cuando veamos uno.

Junto a la entrada del café también encontraréis una placa con un toro, el símbolo de la ciudad. No dejéis de pisarlo si queréis un poquito de buena suerte (sobre todo si, como yo, perdisteis la paciencia en Milán y no pisasteis el torito de las Gallerias Vittorio Emanuele II).

Placa de bronce con forma de toro sobre el suelo de piedra negra
NO DEJÉIS DE PISAR A ESTE TORITO

Habiendo pisado al torito ya sí que podemos seguir nuestro camino hacía la Piazza Castello. Aquí se encuentra el Palazzo Madama (3), un edificio de gran interés tanto por su historia como por sus contrastes arquitectónicos. ¿De qué contrastes hablo? Pues me refiero tanto a los restos de las torres romanas que podemos encontrar su interior, como a los contrastes entre la parte frontal de estilo barroco y el castillo medieval del siglo XV que se puede ver por detrás. Actualmente el edificio alberga el Museo Municipal de Arte Antiguo.  Personalmente, encuentro interesante la visita para ver los restos de las torres, que sólo se pueden ver desde dentro, pero no por el museo en sí mismo. Nosotros no llegamos a entrar en esta ocasión, pero sí que lo visite en mi primera visita a Turín.

Fotografía tomada desde un lateral del Palazzo. La parte delantera es de color blanco y tiene estatuas sobre la fachada. La parte de atrás es de ladrillo y es mucho más sencilla.
DESDE EL LATERAL SE APRECIAN MUY BIEN LOS CONTRASTES DE LOS QUE HABLABAMOS

En el extremo de la Plaza hay otro palacio: el Palacio Real de Turín (4). Este palacio fue otra de las Residencias de la Casa de Saboya en la ciudad, al igual que lo fue el Palazzo Madama antes que él. En este caso, yo no recomiendo la visita, pero os aviso que por norma general no me declaro fan de visitar palacios (todos me parecen idénticos). Es por eso que no os voy a hablar del palacio en sí, sino de los Saboya.

En primer plano se ve la puerta de acceso al Patio de Armas, con dos figuras ecuestres. Detrás se ve la fachada del Palacio de color blanco.
PALACIO REAL DE TURÍN

La Casa de Saboya tiene una historia muy antigua y no vamos a entrar en detalle a hablar de ella, pero para esta entrada me quería centrar en un episodio que os adelantaba al inicio. Y es que en el siglo XIX, dentro del movimiento conocido como el Risorgimento italiano, la Casa de Saboya se convirtió en una pieza fundamental para la Unificación de Italia. Pongámonos en contexto, a principios del siglo XIX, Italia estaba formada por diferentes estados y en la segunda mitad de este mismo siglo se empieza a notar la intención de diferentes partes de unificar el país. Dos de las personalidades que más peso tuvieron en el movimiento fueron Victorio Manuel II de Saboya y su ministro Cavour. Por otra parte estaba Garibaldi, que quizás también os suene, pero él era republicano y en esta ocasión acabaran ganando los monárquicos. La cuestión es que en el momento en que se forma el Reino de Italia, Victor Manuel II se convierte en rey y Turin pasa a ser la capital del país. Como veis, el papel que jugó la familia de Saboya y por ende la ciudad de Turin, es clave para entender la Unificación de Italia, por lo que contada la batallita, creo que es momento de seguir con nuestra ruta.

Desde el Palacio Real nos dirigimos a la Catedral de Turín (5) o Catedral de San Juan Bautista. Esta catedral destaca por ser el hogar de la Sábana Santa. Por si hay algún lector despistado al que no le suene para nada la Sábana Santa, esta reliquia se considera que fue el sudario con el que enterraron a Jesús. Existen estudios que desmienten por completo esta teoría sosteniendo que el tejido es medieval y, por lo tanto, muy posterior a la época de Cristo. Independientemente de su autenticidad, nosotros os recomendamos entrar a la catedral en busca de la capilla en la que se guarda esta reliquia, aunque tened en cuenta que la sábana original no está siempre expuesta.

La catedral es de piedra blanca y la cúpula estaba rodeada de andamios
CATEDRAL DE TURÍN

Cerca de la Catedral se alza nuestra siguiente parada: la Porta Palatina (6). Esta construcción fue una de las antiguas puertas que daban paso a la ciudad romana. Actualmente se conservan restos de dos de las antiguas puertas de la ciudad, y si habéis decidido entrar al Palazzo Madama esta será la segunda que veáis en esta ruta. Sobre las estatuas que encontraréis junto a la puerta, éstas no son originales de época romana sino copias realizadas durante la época fascista.

Puerta de ladrillo rojo con dos torres laterales y un cuerpo central de 20 metros de largo. La puerta tiene 4 aberturas, dos laterales para los peatones y dos centrales más grandes para los caballos.
PORTA PALATINA

Aprovecho aquí, por la cercanía al restaurante, para haceros la primera recomendación gastronómica. Se trata del Piola da Cianci (7), un restaurante tradicional del Piamonte. Aquí la carta es limitada, pero todos los platos son especialidades de la zona. Y después de este breve paréntesis culinario, toca desandar parte de la ruta en dirección de nuevo al Palazzo Madama. Esta vez lo rodearemos para recorrer la Via Po (8), otra de las arterias principales de la ciudad. Está vía nos conduce directos al río Po, pero nuestra ruta nos obligará a desviarnos un poco en busca de la Mole Antonelliana (9).

La Cúpula de la Mole desde un par de manzanas de distancia.
LA MOLE ANTONIANA

La Mole Antonelliana, a la que a partir de ahora llamaremos solo Mole, es uno de los iconos más conocidos de Turín y alberga el Museo Nacional del Cine. Personalmente el museo en sí me parece una de las visitas imprescindibles de la ciudad, aunque os tengo que confesar que salí un poco decepcionada de mi primera visita. Creo que tenía las expectativas muy altas, pero aun así no dude en repetir durante este segundo viaje, así que no puedo dejar de recomendarlo. También merece mucho la pena subir a la cúpula para ver las vistas, aunque en breve hablaremos de otro mirador totalmente gratuito.

Vitrina con marionetas para el teatro de sombras de Indonesia. Junto a ella se ven las sombras.
EXPOSICION «ARQUEOLOGÍA DEL CINE»

Sobre el edificio en sí, la historia de la Mole es muy curiosa. Este edificio iba a ser una sinagoga, pero el arquitecto tenía en mente un edificio mucho más costoso de lo que los judíos estaban dispuestos a pagar. Cuando ya tenía el cuerpo del edificio construido a Alessandro Antonelli, el arquitecto, se le ocurrió que la altura de la cúpula tenía que ser más alta. Después de mucho discutir la obra se vio frenada hasta que la ciudad de Turín ofreció a los judíos otro terreno para su sinagoga y financió que Antonelli acabara la Mole.

Cerca de aquí se encuentran las otras dos recomendaciones gastronómicas de esta ruta: el Tre da tre y el Monegato (10). El primero es un restaurante-pizzeria como a los que estamos acostumbrados, mientras que el segundo es un restaurante super económico más parecido a una cafetería de universidad pero que sirven platos típicos de la zona.

Tras este desvío, podemos volver a la Vía Po en dirección al rio. Al final de esta vía se abre la Piazza Vittorio Veneto (11). Esta plaza tiene mucho ambiente por la tarde-noche y hay bastantes bares que sirven el famoso «aperitivo». Siguiendo recto podemos cruzar el Ponte Vittorio Emanuele I para llegar al otro margen del río Po. Lo primero que veremos al cruzar es la Iglesia de la Gran Madre de Dios, una iglesia de planta circular que llama mucho la atención. Sin embargo, nosotros hemos cruzado el río con otro objetivo: subir el Monte dei Cappuccini (12). Sobre esta colina se alza la Iglesia de Santa Maria del Monte dei Cappuccini, pero lo mejor son las vistas.

Vistas de la ciudad. Destaca la Mole y de fondo los Alpes nevados.
VISTAS DESDE EL MONTE DEI CAPPUCCINI

Dependiendo de si habéis entrada o no en el Palazzo Madama y el Museo del Cine quizás os queden horas de día para añadir una última visita a vuestra ruta. Si no es así o si contáis con unas horas extra al día siguiente para acabar la ruta nosotros os recomendamos que os quedéis en el Monte dei Cappuccini para ver el atardecer y cómo se va iluminando la ciudad de Turín. Si en cambio os quedan horas de día y no tenéis tiempo para dejar el resto para otro día, nuestra ruta siguió con una visita al Parco del Valentino (13). Dentro de la extensión de este parque se encuentra el Castillo del Valentino, otra de las residencias de la Casa Real de Saboya, así como el Borgo Medievale. Sobre este último, el Burgo Medieval de Turin no es más que una ciudad medieval de mentirijillas. Se construyó en 1884 para una Exposición y ahora es una especie de parque-museo medieval. Se puede entrar gratuitamente, excepto a la Rocca que es de pago. Tened en cuenta el horario, ya que abre a las 9 y cierra a las 19 horas en invierno y a las 20 horas en verano.

Se ve una calle empedrada rodeada de edificios de ladrillo.
BORGO MEDIEVALE

Como os decíamos al principio, en esta ocasión nos hemos centrado en hablaros de nuestra segunda visita a la ciudad, para la que sólo contábamos con un día. Si contáis con más tiempo ya os hemos hablado del MAUTO o el Museo Egipcio, pero también es posible visitar otros lugares de interés como la Villa della Regina o la Basílica de Superga, dos visitas que nosotros no llegamos a realizar. si queréis saber qué más visitamos durante esta escapada por Italia no os podéis perder nuestra ruta por Milán en un día y nuestra escapada fugaz al Lago di Como. Y vosotros, ¿cuántos días le dedicaréis a Turín después de leer nuestra experiencia?