Auschwitz: una visita necesaria

El campo de concentración de Auschwitz fue el mayor campo de concentración y exterminio de la Alemania nazi y en su interior murieron más de un millón de personas. Con esta presentación es normal que haya personas que se muestren reticentes a visitarlo, pero para nosotros es una visita obligatoria para cualquier ser humano. No debemos olvidar que «aquellos que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo» y visitar Auschwitz es un duro, pero necesario recordatorio.

Auschwitz fue, en realidad, un complejo formado por diversos campos de concentración y exterminio. El más conocido y el primero en construirse es Auschwitz I, pero también estaba Auschwitz II – Birkenau y Auschwitz III – Monowitz. Este último era un campo de trabajo y es el único de los tres que no se conserva a día de hoy.

Puerta de entrada de Auschwitz I. Es una puerta de hierro y sobre ella pone "Arbeit macht frei"
PUERTA DE ENTRADA A AUSCHWITZ I CON LA FAMOSA FRASE «EL TRABAJO TE HACE LIBRE»

Datos prácticos para la visita

Auschwitz se encuentra a sólo 70 kilómetros de la ciudad de Cracovia, por lo que lo mejor es aprovechar tu estancia en la ciudad para hacerle una visita. Existen varias empresas que organizan visitas guiadas e incluyen el transporte desde el centro de la ciudad, pero si, como nosotros, teníais pensado visitar el campo por libre os contamos cómo hacerlo en transporte público.

La única forma de llegar a Auschwitz en transporte público es en autobús. El viaje cuesta 14 zloty (alrededor de unos 3,50 €) y se tarda unas dos horas en llegar. Los autobuses salen desde la Estación Central de Autobuses de Cracovia y tenéis que buscar la línea que va en dirección a «Oswiecim». El transporte entre Auschwitz I y Birkenau se realiza también en autobús, pero, en este caso, se trata de una línea gratuita que une los dos campos.

En cuanto a la forma de visita, Auschwitz puede visitarse por libre o uniéndose a alguna de las visitas guiadas. Si optáis por lo segundo, es recomendable reservar con antelación y el precio ronda los 45 zloty por persona, es decir, unos 12 euros. Nosotros optamos por visitar el campo por libre, en cuyo caso la entrada es gratuita.

Si os estáis debatiendo entre ambas opciones, en este caso nosotros no tenemos una respuesta clara. Probablemente nosotros nos perdimos cosas por no ir con un guía especializado en la historia del lugar, pero también creemos que este tipo de visitas vale la pena hacerlas de manera más introspectiva. Personalmente, en las partes de la visita que coincidimos con el grupo nos resulto un poco incómoda la aglomeración de gente que se formaba, pero como os decíamos no esperábamos que la visita a Auschwitz fuera cómoda en varios sentidos.

Fotografía sacada entre las dos alambradas que cierran el recinto de Auschwitz
AUSCHWITZ I

Con todo esto creo que ya tenéis la información práctica para saber llegar y elegir el modo de visita. Pasemos ahora a hablaros un poco de nuestras impresiones.

Visita a Auschwitz

En esta entrada no entraremos de lleno en datos históricos ni detalles sobre los edificios que veréis a lo largo de la visita a Auschwitz, sino que nos centraremos más en compartir nuestras impresiones generales sobre el sitio.

Durante este viaje a Polonia también tuvimos la ocasión de visitar el campo de concentración de Stutthof, el primer campo de concentración creado por los nazis en Polonia, con lo que no podemos evitar comparar un poco la experiencia. Personalmente creo que, aunque hayáis visitado otros campos de concentración, y debido a la magnitud de lo que sucedió aquí, Auschwitz es una visita obligada. A mi Stutthof me impactó de una manera diferente y me atrevería a decir que quizás fue porque la visita a Auschwitz está tan centrada en impactar que el efecto se reduce un poco. Esto aplica únicamente a Auschwitz I por lo que voy a intentar explicarme.

Uno de los barracones más estremecedores de Auschwitz es el dedicado a las posesiones de las personas que fueron recluidas aquí. Quizás hayáis oído hablar, por ejemplo, de los montones de zapatos o de la montaña de pelo humano. Ambas salas son muy sobrecogedoras y te ayudan a entender muy bien la magnitud del Holocausto. Cuando hablamos de números podemos distanciarnos un poco de su magnitud pero ver sus posesiones apiladas tiene el efecto contrario. Con esto quiero decir que me parecen recursos muy efectivos, pero no deja de ser parte del recorrido de un museo y nos puede dejar con sentimientos encontrados. En este sentido creo que el pasar de una exposición a otra entre los barracones de Auschwitz I nos puede llegar a anestesiar. Pero aquí es dónde entra Auschwitz II.

A ambos lados de la sala se ven los zapatos acumuladas de las personas recluidas en Auschwitz. Es muy impactante.
EXPOSICIÓN EN AUSCHWITZ I

Os hemos dicho ya un par de veces que la visita a Auschwitz es fundamental, pero aquí os tenemos que recalcar un segundo punto: hacedla completa. Auschwitz I es muy grande y existen muchos barracones con exposiciones así que conocemos varios casos de personas que al final prescinden de visitar Auschwitz II – Birkenau. Personalmente, a mi me pareció la parte más estremecedora de la visita justo por lo contrario a lo que pasa en Auschwitz I. En primer lugar, la superficie de este segundo campo es tan grande que no notaréis la masificación de gente y, en segundo lugar, aquí no hay museografía ni artificios para impactar, todo está tal cual quedó y eso es lo que lo hace sobrecogedor. No entraremos en más detalles para que lo veáis con vuestros propios ojos, pero si os dejaremos algunas fotos como adelanto.

El recinto de entrada de Birkenau visto desde dentro del campo
AUSCHWITZ II – BIRKENAU
Interior de los barracones con literas de madera
INTERIOR DE LOS BARRACONES
Escombros que quedaron tras destruir las cámaras de gas
RESTOS DE LAS CÁMARAS DE GAS

En conclusión, Auschwitz es una visita muy necesaria y creo que todos deberíamos pasar por aquí al menos una vez en la vida. Obviamente hay opiniones muy diversas ante este tema y hay gente que lo considera de mal gusto o que cree que la visita será demasiado incómoda. Ante lo segundo no hay solución. Visitar un sitio así no debería ser cómodo, pero es una dosis de realidad necesaria para que episodios de la historia como este nunca se repitan. En cuanto a que sea una visita de mal gusto, no os vamos engañar, siempre habrá quien lo visite de esta manera. Nosotros únicamente somos responsables de nuestra manera de aproximarnos a estos lugares y lo mejor es hacerlo desde el máximo respeto, independientemente de lo que hagan los demás.

¿Vosotros que pensáis? ¿Creéis que estas visitas son necesarias o os parece mal que se hayan abierto al público lugares así? ¿Habéis estado alguna vez en un campo de concentración? ¿Cuál fue vuestra experiencia?