Las minas de sal de Wieliczka: visita desde Cracovia

Las posibilidades de visita que se pueden hacer desde Cracovia son infinitas, pero no todas ostentan el privilegio de haber sido declaradas Patrimonio de la Humanidad en la primera lista realizada por UNESCO. ¡La primera! Sí, sí, en 1978, cuando los peces gordos de la UNESCO se sentaron por primera vez a discutir que maravillas incluir en la lista, las Minas de sal de Wieliczka cayeron de cajón.

Por cierto, en 1978, junto con las minas, también se declaró el centro histórico de Cracovia por lo que en este viaje os haréis de golpe con todas las aportaciones polacas a esta primera lista de Patrimonio Mundial. Pero centrémonos en las minas y en cómo visitarlas.

Las minas de Wieliczka se encuentran muy cerca de Cracovia, a menos de 30 minutos de viaje en transporte público. Siempre tenéis la posibilidad de contratar una excursión organizada y que os recojan en la misma puerta del hotel, pero nosotros optamos por ir por libre. Si decidís seguir nuestro ejemplo y ahorraros de esta manera unos durillos os contamos cómo llegar en transporte público.

Para llegar a Wieliczka existen dos opciones: tren y autobús. Nosotros las cogimos ambas así que os podemos contar los pros y contras de cada una.

  • Tren: Esta es la opción más rápida y llegaréis a las minas en 30 minutos o menos. El tren sale desde la estación de Kraków Glówny y la parada de las minas es la Wieliczka Rynek-Kopalnia. En cuanto al precio, el punto fuerte es que cuesta exactamente lo mismo que el autobús: unos 4 zloty (aproximadamente 1 euro).
  • Autobus: Esta opción es más lenta pero los autobuses pasan con mayor frecuencia, lo que puede ser un punto a favor. La línea que tenéis que coger es la 304, dirección Wieliczka Kampus. La primera parada es Dworzec Glówny Zachód y el tiempo de viaje ronda entre los 35 y los 40 minutos. Nosotros optamos por esta opción a la vuelta porque el tiempo de espera era menor y tienes la ventaja de que al hacer más paradas te puedes bajar dónde más te convenga (nosotros aprovechamos lo que nos quedaba de día para visitar el barrio judío de Cracovia así que nos vino bien no tener que volver a la estación central de trenes).

Ahora que sabéis cómo llegar hablemos de la visita en sí. No se puede acceder a la mina sin guía por lo que es obligatorio pagar el tour guiado. En cualquier idioma diferente al polaco esta visita os costará (según los precios de 2017) 84 zloty, es decir, unos 21€. La tarifa reducida se queda en 64 zloty. Si además queréis hacer fotos en el interior se deben pagar 10 zloty más (ojo, este permiso es sólo para la catedral subterránea, durante el resto de la visita podréis hacer fotos sin él).

Al día se realizan dos pases en español, pero si necesitáis más flexibilidad y sabéis inglés, siempre podéis aprovechar que las visitas en este idioma empiezan cada 30 minutos. Nosotros fuimos por la mañana y no nos importó esperar a la hora de la visita en español (el primer pase es a las 11:20 y el segundo a las 16:40), pero si decidís realizar la visita el mismo que día que la visita a Auschwitz quizás os convenga más la visita en inglés.

Las estatuas de 4 mineros saliendo de la mina decoran el centro de la plaza del pueblo.

Mientras esperábamos a la hora del tour en español fuimos a dar una vuelta por el pueblo

En cuanto a lo que os espera dentro, ya sabéis que no nos gusta haceros spoilers de las visitas en sí, pero no podemos dejar de contaros, aunque sólo sea de pasada, algunos de los hitos más importantes del recorrido.

Supongo que no hace falta que especifique que lo que se extraía de las minas de Wieliczka era sal, pero ¿cómo empezó todo? Podríamos hablar de cuestiones geológicas y de porque hay sal en la zona, pero el guía esto lo hace mejor que yo. En su lugar, os voy a ir adelantando la parte de leyenda, que todos sabemos que es la que más nos gusta.

Allá por el siglo XIII, el príncipe Boleslao (quién como rey sería Boleslao V, el Casto) se disponía a contraer nupcias con una princesa húngara llamada Kinga. Cuenta la leyenda, que como parte de su dote la princesa pidió a su padre, Bela IV, una mina de sal para Polonia, un país en el que este producto era escaso. Su padre la llevó a una mina de sal húngara y ella lanzó allí su anillo de compromiso. Al llegar a Cracovia, la princesa indicó a los mineros el lugar en el que tenían que cavar buscando la sal y ¿a qué no adivináis que encontraron? Obviamente, sal, si no no estaríamos contando esta historia, pero también el anillo de compromiso arrojado por la princesa.

Se ven estatuas de sal que representan la leyenda: un minero arrodillado enseña a Kinga la pepita de sal con el anillo.

La leyenda narrada en estatuas de sal

La leyenda es preciosa y tenía que contárosla, pero volvamos al recorrido. Durante la visita, que dura aproximadamente 3 horas, se recorren sólo 3,5 kilómetros de los cerca de 300 kilómetros de túneles que forman la mina. Lagos de salmuera, capillas talladas en la roca, una catedral subterránea y cientos de estatuas irán apareciendo ante nuestros ojos mientras recorremos poco más del 1% de la superficie de esta maravilla de la ingeniería minera.

Lago de salmuera subterráneo. En un recoveco de la pared de la sala se ve una estatua de sal sosteniendo una antorcha

Uno de los lagos de salmuera

Estatua de sal del rey Casimiro III

Entre las estatuas hay una de Copérnico y esta del rey Casimiro III el Grande

Se observan los dinteles que sostienen el techo de una de las cámaras y una lámpara de araña hecha de sal

Estos dinteles blancos sostienen el techo de la cámara más alta de la mina

Y como no, si hablamos de los highlight de la visita, no podemos dejar de mencionar la joya de la corona: la capilla de Santa Kirga, una verdadera catedral subterránea. Esta cámara tiene una altura de 11 metros y puede acoger a un aforo de hasta 400 personas. Aquí se celebran conciertos y, por qué no, bodas. ¿Os imagináis casándoos a 101 metros bajo tierra y rodeados de estatuas de sal?

Vista desde arriba de la Capilla de Santa Kirga

Para hacer fotografías en esta parte de la visita tenéis que pagar un suplemento

Se ve el altar de la capilla. Todo el mobiliario está hecho con sal.

El altar, las lamparas y las estatuas que decoran la capilla están hechos de sal

Esta sala es la joya de la visita, pero no su final. Aún nos quedarán por recorrer muchas salas antes de volver a la superficie en un ascensor que merece una mención especial. Y es que, será que yo tengo poca experiencia visitando minas (aunque esta es la segunda de la que os hablo en el blog), pero jamás me había subido en un ascensor de dos plantas. A mi la experiencia de ir embutidos en un ascensor diminuto y subiendo a oscuras me encantó, pero salta a la vista que quizás no es una experiencia para todos los gustos.

Una vez en la superficie nuestros planes eran poner rumbo al barrio judío de Cracovia, pero la oferta de actividades relacionadas con la sal en Wieliczka continua y podéis completar el día en el Museo de las Salinas Reales de Cracovia o hacer también el itinerario minero. Eso sí, hagáis lo que hagáis, después de la visita no dejéis de volver a pasar por aquí para contarme si le disteis o no un lametazo a las paredes de la mina.