Ruta por el centro de Cracovia

Llegamos al final de nuestro viaje por Polonia y, aunque no lo hicimos a propósito, dejamos para el final la guinda perfecta para el viaje, una de las joyas de nuestro recorrido: la ciudad de Cracovia.

La oferta de cosas que ver en Cracovia y sus alrededores es muy amplia, por lo que, aunque en este post vayamos a descubrir el centro de la ciudad en un día, no nos malinterpretéis: con un día no basta para descubrir Cracovia en condiciones. Hecha esta aclaración sumerjámonos de lleno en las calles de la ciudad.

Mapa con la ruta que hicimos señalada

Comencemos nuestra ruta por el sitio más lógico: por una de las puertas originales que daban acceso a la ciudad en el siglo XV (aunque, todo sea dicho de paso, es la única que se conserva): la Puerta de San Florián (1). Por esta misma puerta pasaron en el pasado reyes y príncipes que iniciaban así la Ruta Real hacia la Colina de Wawel y su castillo. Pero, aunque este sea también nuestro destino final, hablemos primero de las murallas.

En el fragmento de la muralla que se conserva los artistas colocan cada día sus obras de arte. El contraste entre los muros de piedra y ladrillo y el color de los cuadros es precioso.

JUNTO A LA PUERTA DE SAN FLORÍAN ENCONTRARÉIS ARTISTAS VENDIENDO SUS CUADROS

Justo en frente de esta puerta se encuentra la Barbacana de Cracovia, una construcción defensiva que formaba parte de la muralla que rodeaba la ciudad. En el siglo XIX, con la expansión de la ciudad, se decidió que las murallas ya no eran necesarias y que había que desmantelarlas. En este afán por mejorar la ciudad cualquiera se hubiera llevado también por medio la Puerta de San Florián o esta barbacana, pero por suerte para nosotros un profesor de la Universidad Jaguelónica (ya hablaremos también de ella) no sólo tuvo la brillante idea de conservar una parte de la muralla, sino que consiguió convencer al gobierno de la ciudad de que había que preservarla. ¿Qué cuál era el nombre de este visionario? Bueno, os lo diré sólo con la promesa de que no me hagáis leerlo nunca en voz alta: se llamaba Feliks Radwański.

El edificio de la Barbacana, de ladrillo y forma ovalada.

ACTUALMENTE EL INTERIOR DE LA BARBACANA SE USA COMO SALA DE EXPOSICIONES

Si quisierais seguir el trazado de la antigua muralla, sería tan fácil como seguir el pequeño jardín que rodea el Casco Viejo de la ciudad, pero eso nosotros lo dejamos para después, primero nos propusimos descubrir la Plaza del Mercado y todo lo que ella esconde.

La Plaza del Mercado de Cracovia es una de las plazas medievales más grandes de Europa por lo que no es de extrañar que este cargadita de cosas que ver, tanto en su superficie, como debajo de ella.

En primer lugar, hablemos de la joya de la corona: la Basílica de Santa María (2). Esta iglesia es una de las basílicas góticas más impresionantes de Polonia, pero lo que seguro que queréis que os explique son las leyendas que giran en torno a ella (¿he dado en el clavo?).

En la Plaza del Mercado destaca el perfil alto de la Basílica con sus dos torres asimétricas

LA ENTRADA A LA BASÍLICA PARA TURISTAS CUESTA UNOS 10 ZLOTY

Comencemos primero por la que explica la asimetría entre las dos torres. Cuenta la leyenda que la construcción de las torres fue encargada a dos hermanos. Los hermanos decidieron que cada uno de ellos se encargaría de una de las torres, lo que pronto se convirtió en una competición en toda regla. La torre del mayor crecía mucho más rápido, por lo que el hermano pequeño, en un ataque de rabia, decidió invitar a su hermano a dar un paseo por el Vístula y apuñalarlo en medio del rio. Liberado de la competencia, su torre pronto supero a la de su hermano ganándose la admiración de toda la ciudad. Sin embargo, la culpa le corroía por dentro, por lo que se subió a lo alto de su torre y confesando su crimen a toda la ciudad se quitó la vida con el mismo cuchillo con el que había matado a su hermano. Como muchas leyendas, esta historia es perfecta para contar a los niños, pero falsa. La verdadera razón es que en una de las dos torres se tenía que colocar un vigía que avisaba en caso de ataque. Como entenderéis, si este señor tenía que estar pendiente de todo lo que pasaba a su alrededor, plantarle una torre igual de alta que la suya justo delante era ponérselo muy difícil.

Y es la existencia de este vigía la que me lleva a contaros la segunda historia del templo: la leyenda del trompetista. Cada hora en punto, un trompetista se asoma por la torre y toca una melodía que acaba abruptamente, pero ¿por qué acabarla así? Según la leyenda, durante un ataque de los tártaros en 1241, el vigía de Santa María empezó a tocar esta melodía para avisar a los ciudadanos del ataque. Desgraciadamente, en medio de una de las notas, una flecha del enemigo le atravesó la garganta provocándole la muerte. Hasta aquí es una leyenda que nosotros nos hubiéramos creído a pies juntillas y es que lo tiene todo para ser cierto, ¿no? Sin embargo, según nuestra guía en la ciudad, la historia es totalmente falsa y si te paras a investigar un poco de dónde viene empiezas a oler que hay gato encerrado. ¿Qué pensaríais si os dijera que la primera versión completa de esta leyenda, con tártaros y todo, fue escrita en 1935? ¿Y si añadiera que fue en una guía turística y no en un libro de historia? Juzgad por vosotros mismos.

Pero ya está bien de hablar de la Basílica, que va a parecer que el post va sólo sobre ella. Sigamos nuestro recorrido por la plaza visitando la Lonja de Paños (3). Este mercado data del siglo XIII, pero en esos momentos no tenía nada que ver con lo que es ahora. Su forma final, la que vemos hoy en día, no llegaría hasta el siglo XIX.

En el centro de la plaza se ve la Lonja de Paños, un edificio de dos plantas rojo y blanco, detrás se ve la torre del ayuntamiento.

EN LA PLANTA SUPERIOR DE LA LONJA DE PAÑOS SE UBICA LA GALERÍA DE ARTE POLACO DEL SIGLO XIX

Imagen del interior de la Lonja de los Paños. Los puestos están a los lados y por todos lados se ve a mucha gente visitándolo.

LOS PUESTOS DE SU INTERIOR TAMBIÉN HAN CAMBIADO MUCHO DESDE EL SIGLO XIII

Junto a la Lonja se alza la Torre del Ayuntamiento (4), único fragmento que nos queda del antiguo ayuntamiento de la ciudad. Dentro acoge una de las sedes del Museo de Historia, pero el mayor atractivo de entrar son sus vistas hacia la plaza y el resto del Casco Viejo.

En la imagen se ve una ventana de la torre del ayuntamiento, con su cristalera de tonos naranjas, y por el hueco de la ventana se ve la Basílica

DESDE LAS VENTANAS DE LA TORRE DEL AYUNTAMIENTO SE OBTIENEN VISTAS DEL RESTO DE LA PLAZA

Por último, al menos en lo que se refiere a la superficie, tenemos la Iglesia de San Adalberto (5), uno de los monumentos más antiguos de Cracovia. Una de las cosas más interesantes de este templo es que aquí se aprecia cómo ha ido subiendo el nivel de la calle desde la Edad Media hasta nuestros días. Si damos una vuelta a la edificación encontraremos unas escaleras que bajan y nos muestran el nivel al que estaba la primera puerta de la iglesia, a ¡más de 2 metros por debajo de la actual! Imaginad todo lo que ha podido quedar enterrado por esta subida del suelo o, mejor, no os lo imaginéis, vedlo con vuestros propios ojos. Os ofrezco dos opciones para hacerlo: buscad un bar en torno a la plaza que tenga salas en el sótano o entrad al Rynek Underground, un museo al que se accede desde una de las esquinas de la Lonja de Paños (no queremos ir de culturetas, pero nosotros hicimos lo segundo).

En una esquina de la plaza se ve la Iglesia pequeña y muy sencilla. De paredes blancas y cúpula azul.

LA IGLESIA DE SAN ADALBERTO ES PEQUEÑA, PERO TIENE MUCHO QUE CONTAR

Nos despedimos de la Plaza del Mercado, a la que casi podíamos haberle dedicado un post en exclusiva, para visitar el Collegium Maius (6), la sede más antigua de la Universidad Jaguelónica de Cracovia. En el siglo XIV, el rey Casimiro III el Grande se dio cuenta de que a Polonia le hacía falta una universidad así que puso todo su empeño en fundar una universidad en Cracovia, cosa que logró en 1364. Como curiosidad, en esta Universidad estudió Nicolás Copérnico y Karol Wojtyla (quizás más conocido como el Papa Juan Pablo II).

Claustro del Collegius Maius a dos alturas. De la parte baja destacan las arcadas y en la pasarela superior se ven puertas y ventanas de dicentes estilos

EL EDIFICIO ALBERGA EL MUSEO DE LA UNIVERSIDAD JAGUELÓNICA

Quizás es un poco tarde, pero a estas alturas de la ruta os recomiendo que visitéis la Oficina de Turismo de Cracovia (9). Después de aprovechar la parada para coger mapas y folletos, fijaos en las vidrieras que decoran la fachada del edificio. Estas vidrieras son obra del artista Stanisław Wyspiański, autor de las vidrieras de la Iglesia y Convento de los Franciscanos (7), a la que también os recomiendo que entréis y que os encontraréis de camino. Pero, ¿qué hacen estas vidrieras decorando un edificio como este? La explicación viene dada por la temática y el estilo de la obra, demasiado macabra para estar en un templo y mucho menos para la Catedral de Wawel, lugar para el que fueron diseñadas. En estas vidrieras se representa a San Estanislao, al Príncipe Enrique II el Piadoso y a Casimiro III el Grande.

La vidriera de la foto muestra el esqueleto del rey

LA VIDRIERA DE CASIMIRO III ES UN CLARO EJEMPLO DE LO MACABRO DE LA OBRA

Y ya que estamos en esta calle, no puedo evitar recomendaros un lugar para comer, aunque según mis cálculos supongo que aún no tendréis mucha hambre. El restaurante en cuestión es el Restaurante Polakowski (8). Tienen comida local muy buena y, como siempre en Polonia, muy bien de precio. Aquí probamos el gołąbki, unos rollitos de hojas de col rellenos de carne.

Tras esta breve parada, pusimos rumbo a la Colina de Wawel, donde se encuentra la Catedral y el Castillo Real. Volveremos a hablar de la colina en sí más adelante, pero ahora hablemos de los edificios. Ambas construcciones se pueden visitar, aunque nosotros decidimos prescindir de la visita al Castillo Real. Si queréis seguir nuestros pasos no tendréis problema, pero si vuestro plan es visitar el Castillo tendréis que madrugar para comprar las entradas porque se agotan rápido.

Hay una gran explanada con césped y un paseo. De fondo se ve la Catedral y el Palacio Real

LA CATEDRAL Y EL CASTILLO REAL SON ALGUNAS DE LAS CONSTRUCCIONES QUE OCUPAN LA COLINA DE WAWEL

Comencemos por la catedral. El nombre completo de este templo es Catedral Basílica de San Wenceslao y San Estanislao, pero, como comprenderéis, mejor la llamaremos Catedral de Cracovia o Catedral de Wawel (10). Una parte de la catedral se puede visitar de manera gratuita, pero nosotros recomendamos pagar el precio de la entrada (unos 3€) para verlo todo.  Esta entrada incluye, por ejemplo, la subida a la torre, donde podréis ver la Campana de Segismundo, una campana de ¡12.7 toneladas! Si esto no os basta para imaginaros la magnitud de la campana, pensad que hacen falta 10 personas para ponerla en funcionamiento y que el sonido que produce se puede oír hasta a 12 km. de la ciudad.

Foto de la fachada de la Catedral. Es un templo ecléctico que incluye elementos de muchos estilos diferentes

DENTRO DE LA CATEDRAL NO SE PUEDEN HACER FOTOGRAFÍAS

Vistas desde la torre. Destacan en el horizonte las torres de la Basílica y del antiguo ayuntamiento

DESDE LA TORRE DE SEGISMUNDO SE PUEDE VER GRAN PARTE DE LA CIUDAD

En este templo fueron coronados 37 reyes y en sus criptas descansan la mayoría de los monarcas polacos. Además de las tumbas de los monarcas, en la nave central podremos ver el sepulcro de San Estanislao. Estanislao fue obispo de Cracovia y se enfrentó al rey Boleslao II en múltiples ocasiones. Tanto molestó el obispo al rey, que Boleslao ordenó a sus hombres que lo asesinaran. Cuenta la leyenda que sus hombres no se atrevieron (matar a un obispo no es que fuera moco de pavo) así que el rey tuvo que matarlo el mismo. Después de muerto, lo descuartizó y esparció sus restos para que no pudiera descansar completo. Los fieles de la iglesia consiguieron recuperar todos los restos y lo colocaron en su ataúd, donde el cuerpo, milagrosamente, volvió a ensamblarse.

Pasemos ahora al Castillo de Wawel (11). El Castillo Real fue mandado construir por el rey Casimiro III el Grande, pero con los años se ha ido ampliando y restaurando dando lugar a la suma de estilos que vemos hoy en día: románico, gótico y renacentista. Durante el reinado de Segismundo III Vasa el castillo sufrió un grave incendio, que se incluye en las razones por las que este rey movió la capital a Varsovia. El castillo se reconstruyó, pero el cambio de residencia real supuso un duro golpe para Wawel y el Castillo se fue deteriorando. Actualmente se pueden visitar las cámaras y habitaciones reales, así como una exposición con los tesoros de la Corona (al menos los tesoros que no fueron expoliados durante la ocupación prusiana). A nosotros nos recomendaron obviar esta visita, pero si vosotros la hacéis y creéis que nos dieron un mal consejo dejadnos un comentario diciéndonoslo.

Ahora bien, ¿qué era de la Colina de Wawel antes de ser el núcleo religioso y administrativo de Cracovia? Según la leyenda, a los pies de la colina había una cueva que estaba ocupada por un temible dragón (la parte de leyenda es la del dragón, la cueva sí que existe y la visitaremos). Este dragón estaba atemorizando a los ciudadanos de Cracovia, por lo que muchos caballeros intentaron acabar con él, obviamente sin éxito (en estas leyendas los pobres caballeros nunca consiguen nada). Esto siguió así hasta que a un zapatero se le ocurrió una ingeniosa solución. Lo que hizo fue rellenar una piel de cordero con azufre y dejarla a la entrada de la guarida del dragón. Cuando este salió y se encontró tal manjar esperándolo no dudó en devorarlo. El azufre le dio tanta sed que se acercó al Vístula y comenzó a beber tanta agua que acabo explotando. Como os decía, hay una parte irrefutable en esta leyenda y es que la cueva sí que existe y se puede visitar hoy en día. Se puede acceder a la Cueva del Dragón (12) desde la cima de la colina y aunque la cueva tampoco sea para tanto es una forma muy original de llegar a la ribera del Vístula. Además, el precio para bajar es de 3 zloty, por lo que por menos de 1€, ¿qué podemos perder?

De una cadena cuelgan huesos de gran tamaño

EN LA ENTRADA DE LA CATEDRAL PODEMOS VER LOS “RESTOS DEL DRAGÓN DE WAWEL”

Una vez abajo, nos encontraremos con la estatua del dragón, que escupe fuego cada 5 minutos; y con el Paseo de la Fama de Cracovia, dónde encontraréis las estrellas de famosos como Roman Polanski, Michael Jackson o Benedict Cumberbatch (vamos, estrellas para todos los gustos).

Si la recomendación gastronómica anterior os pilló en un punto en el que no teníais hambre y ahora no queréis volver atrás para comer, no os preocupéis, aún tenemos bajo la manga otra recomendación que haceros. A los pies de la Colina de Wawel se encuentra el restaurante Pod Wawelem (13). Este restaurante fue un pelín más caro de a lo que nos tenía acostumbrados Polonia, pero las raciones eran tan contundentes que lo compensaba con creces (además, que un pelín más caro significa sólo que cuesta lo que nos costaría un restaurante normalillo en España). Nosotros de aquí recomendamos el bigos, un plato de carne en salsa que, en este restaurante, lo sirven dentro de un pan gigante (y yo es que soy muy panera…).

Con esto ya tendréis el Casco Antiguo dominado, pero aún os quedará descubrir toda otra parte de la ciudad: el barrio judío. Vosotros decidís si hacerlo ahora o si seguir callejeando por esta zona de la ciudad. Si decidís hacer lo segundo, aparte del paseo por el parque de las murallas, os recomendamos hacer la ruta “Cracovia macabra”, un free tour que a nosotros nos encantó (revisad primero los horarios en su página web).

Como os decíamos, hay muchas más cosas por descubrir en Cracovia por lo que no perdáis la oportunidad de pasar más días en la ciudad y descubrir también sus alrededores. Desde esta ciudad podréis visitar también el campo de concentración de Auschwitz y las minas de sal de Wieliczka.