El campo de concentración de Stutthof no sólo fue el primer campo de concentración creado por los nazis, también es el primero en el que hemos estado nosotros. Es por esto que me he tomado la libertad de incluir en este post una breve reflexión personal. Pero ya llegaremos a eso, primero hablemos del campo.
El campo de concentración de Stutthof se sitúa en el pueblo de Sztutowo (en realidad, el nombre del campo y el del pueblo es el mismo, pero el primero es alemán y el segundo polaco). La cercanía de este pueblo con respecto a Gdansk, situado a sólo 34 km, lo convierte en una buena opción de visita desde la ciudad. Si no viajáis con coche la mejor manera de llegar (o al menos la que usamos nosotros) es tomar el bus 870 desde la estación central. El trayecto dura unos 80 minutos y cuesta unos 3€.
ENTRADA AL CAMPO DE CONCENTRACIÓN DESDE LA CARRETERA
Ahora que ya sabemos encontrar el sitio en la actualidad, hablemos de esta zona en el pasado. El territorio en el que se levanta el campo de concentración de Stutthof pertenecía, antes de la Segunda Guerra Mundial, a la Ciudad libre de Dánzig, pero ¿qué es esto? ¿y qué implica?
En primer lugar, dejemos claro que Gdansk y Danzig son la misma ciudad. Volvemos a estar ante un caso en el que hay un nombre polaco, el primero; y uno alemán, el segundo. Las mentes más rápidas ya habrán empezado a sacar conclusiones, pero vayamos por orden. Después de la Primera Guerra Mundial este territorio se consolidó como ciudad libre independiente. Aunque antes había pertenecido a Prusia, Danzig ahora dependía en muchos aspectos de Polonia, pero su población seguía siendo, en su mayoría, alemana.
Recordemos ahora por qué empezó la Segunda Guerra Mundial. Hitler tenía en mente recuperar los territorios que antes pertenecían a Prusia y cuando Polonia se lo negó… digamos que no le sentó muy bien. ¿Consecuencia? El 1 de septiembre de 1939 bombardearon Westerplatte, dando comienzo a la Segunda Guerra Mundial. Así que sí, en Gdansk no sólo se construyó el primer campo de concentración nazi (no me había olvidado de que el post iba sobre esto) sino que también fue el lugar en el que empezó la Segunda Guerra Mundial. Como veis, esta parte tan oscura de la historia de la ciudad me la salté en la ruta por el centro histórico.
Después de este primer bombardeo, la ciudad de Danzig pidió, no os lo perdáis, su anexión a la Alemania Nazi. Nos puede parecer raro que una ciudad libre quiera estar ocupada (y encima por los nazis), pero recordemos que la mayoría de su población era alemana y, como tales, querían pertenecer a Alemania. Así es como sólo un día después de que se iniciara la guerra, el 2 de septiembre de 1939, se puso en funcionamiento el campo de concentración de Stutthof.
En un primer momento, este campo de concentración (aunque aún no recibía este nombre) sólo estaba formado por un pequeño conjunto de barracas, pero en los próximos años el complejo se iría ampliando. En 1940 empezó a acoger también a mujeres.
A LAS PRIMERAS BARRACAS PRONTO SE LE FUERON AÑADIENDO OTRAS INSTALACIONES
Entre 1940 y 1941 se construyó la denominada “Puerta de la Muerte”. Esta puerta de madera fue testigo de la entrada de aproximadamente 110.000 personas, de las cuales unas 65.000 nunca volvieron a salir. 28.000 de estas víctimas eran judíos.
110.000 PERSONAS ENTRARON POR ESTA PUERTA, 65.000 NO VOLVIERON A SALIR
A parte de las diversas barracas, construidas en las sucesivas ampliaciones del campo, en 1943 se añadió una cámara de gas que empezó a ser empleada para ejecutar a los reclusos a partir de 1944 como parte de la “Solución Final”. A parte de esta cámara, se acondicionaros dos vagones como “cámaras de gas móviles”.
LA CÁMARA DE GAS Y EL CREMATORIO
LAS VICTIMAS SUBÍAN A LOS VAGONES PENSANDO QUE SERÍAN TRASLADADOS, PERO EN REALIDAD ENTRABAN EN CAMARAS DE GAS MÓVILES
A pesar de ser el primer campo de concentración en ser creado, este campo fue también el último en ser liberado y estuvo en funcionamiento hasta el 9 de mayo de 1945.
Tras esta breve explicación (o no tan breve, eso depende de vuestra percepción), os podéis hacer una idea de la implicación de Gdansk en este periodo de la historia y la evolución del campo de concentración de Stutthof. Pero esto es Historia y, por muy negra que sea, al final son palabras ¿no? Mi primera experiencia en un campo de concentración me impactó, pero no era el tipo de impacto que estaba esperando.
Después de haber estudiado el tema, después de las películas y los documentales, uno cree estar preparado para lo que se va a encontrar (o al menos yo me creía preparada), pero en Stutthof me di cuenta de que no (o al menos yo no).
Esperaba sentir pena y enfado, pero sentí angustia, impotencia y una enorme decepción. No me decepcionó el campo de concentración, sería incluso frívolo decir eso, me decepcionó la Humanidad.
Esperaba tener claro quiénes eran los buenos y quienes los malos, pero me encontré odiando a los buenos por no haber hecho suficiente.
Esperaba soltar alguna lagrima y en su lugar se me anudó el alma impidiéndome llorar. No, no estaba preparada, porque lo que lees y las películas que ves son tristes, pero estar en Stutthof es real y la realidad es cruel.
¿Cómo te preparas entonces para algo así? Supongo que no puedes, pero prefiero no poder. Prefiero la angustia en el pecho y la desesperación que nace de saber que algo es injusto que derramar un par de lágrimas y no aprender la lección que estos lugares encierran. Porque no, estos sitios no se conservan para el turismo, se conservan para no olvidar. Incluso después del aprendizaje en Stutthof, cuando días después de esta primera experiencia le tocó el turno a Auschwitz, ni siquiera haber estado ya en otro campo de concentración me ayudó a estar más preparada.
Es curioso porque en alguna de las múltiples asignaturas que se estudian en la universidad leímos sobre algo llamado “el espíritu del lugar” y, aunque en papel sonaba poco creíble, después de visitar Stutthof empiezo a creer en ello. Quizás para sentirlo sólo hace falta bajar la guardia, estar esperando un impacto. ¿Fue que me sentaron mal los pierogi o alguna vez habéis sentido algo así?
Wow , que pasada!
Gracias por el comentario, Martín! Es un sitio con mucha historia y eso se nota.
Leyendote se me saltan las lágrimas. Es un tema que me afecta mucho… tengo que ir pero tengo que prepararme mentalmente.
Tiene que ser muy duro compartir espacio con lo peor del ser humano
Hola Laura, la verdad es que a mi también me afecto escribirlo. Me fue más fácil escribir sobre Auschwitz porque al final el peso se lo dí a datos más prácticos, pero en este post quería expresar sentimientos y no se si realmente llegué a conseguirlo. En general de mi viaje a Polonia me he llevado la sensación de que los buenos y los malos de la Segunda Guerra Mundial no están tan claros. Ver las atrocidades que se cometieron y pensar que esto no fue realmente lo que movió a los Aliados a actuar, es duro de digerir y genera angustia. Al menos para mi no fue una visita fácil.
Gracias por el comentario, un beso muy grande.
Yo viajé hace un par de meses a ese campo de concentración completamente sola y hasta el día de hoy me preguntan que sentí no lo puedo explicar lo que más me impactó el olor que existe en ese lugar lo sentía hasta en mi boca. También me fui con esa sensación de lo que podemos llegar con tanta maldad
Me gusta mucho cómo lo has explicado. Es verdad que en estos casos parece que cualquier cosa que digamos se queda corta, pero tú descripcion de cómo te has llevado el recuerdo del lugar a través del olfato me parece maravillosa. Muchas gracias por compartirla.