Septiembre de 2017, tres semanas de vacaciones y la pregunta clave: ¿a dónde nos vamos? Nosotros, que no somos de ir a piñón fijo a por un destino concreto, nos decantamos por hacer una búsqueda rápida en Skyscanner: de Barcelona a cualquier sitio. Buscando y rebuscando acabamos haciendo una pirueta extraña (algunos lo llamarían stopover) para llegar a Polonia pasando por Escocia. Asi que sí, así fue como llegamos a Gdansk, una ciudad situada en el norte del país y hacía la cual hay pocas opciones sin escalas desde España. Con esta apreciación sobre la mesa, y a sabiendas de que si queréis ir directos puede que no empecéis por esta ciudad; os exponemos cuál fue nuestro itinerario desde aquí.
Una anotación más antes de comenzar a desgranar el recorrido que hicimos: nosotros no alquilamos coche en Polonia. Fue una opción que nos planteamos, pero acabamos optando por el transporte público. Salvo por los desplazamientos de entrada y salida al país, todos los demás traslados los hicimos en tren o autobús. En el caso de las conexiones entre las ciudades grandes, la verdad es que los precios de los aviones también son bastante competitivos, por lo que os animamos a echarle un vistazo a esta opción (aunque nosotros nos acabamos decantando por el transporte terrestre). Tras estas observaciones iniciales pasemos a la ruta en sí.
Días 1 y 2: Gdansk
A Gdansk llegamos la noche anterior desde Edimburgo por 25€ por persona (estos precios están muy sujetos a variación). Una vez allí nos alojamos en el Hostel4U, un hostal muy barato pero que no estoy segura de si recomendaríamos (íbamos con un presupuesto muy limitado para el alojamiento, porque iban a ser muchos días).
La grúa medieval sobre el río Motlawa es una de las postales más típicas de Gdansk
A pesar de que Gdansk es la sexta ciudad por tamaño de toda Polonia, el centro histórico es pequeñito y se puede ver con soltura en un día o un día y medio. Nosotros le dedicamos, concretamente, un día entero al centro y la tarde del segundo día al barrio de Solidarinosc. La mañana del día 2 decidimos ir a visitar el campo de concentración de Stutthof.
Stutthof es una buena opción de visita desde Gdansk
Si queréis repetir nuestros pasos y ver también Stutthof, la forma más fácil de llegar es en autobús, concretamente en el bus 870. Con este medio de transporte se tarda 80 minutos en llegar y su coste es de unos 14 zloty por trayecto (unos 3€).
Día 3: Malbork
El tercer día nos tocó madrugar para coger un tren a Malbork, un pueblo famoso por tener el castillo de ladrillo más grande del mundo. Visitar el castillo en sí os llevará toda una mañana, pero sólo os hará falta un par de horas más para ver el resto del pueblo, por lo que podéis hacer como nosotros y reservar el tren al siguiente destino el mismo día.
El castillo de Malbork fue la sede de la Orden Teutónica
A la hora de moverse en tren por Polonia existen principalmente dos opciones: ir en trenes regionales o en Intercity. Las principales diferencias entre ambos son la duración y el precio del trayecto. Los trenes Intercity suelen ser más directos, pero también más caros, mientras que los regionales realizan más paradas, con lo que tardan más, pero son más baratos.
De Gdansk a Malbork no vimos mucha diferencia entre ambas opciones por lo que basamos nuestra decisión en el horario que mejor nos venía: en este caso el de Intercity. Este tren nos costó unos 14 zloty (unos 3€) y tardo poco más de media hora.
En Malbork no pasamos noche sino que salimos esa misma tarde hacía el siguiente destino: Torun. En este caso, tuvimos que tomar dos trenes diferentes, ambos regionales. El motivo por el que nos decantamos por esta opción fue que los regionales realizan más paradas en la propia ciudad, con lo que nos dejaban más cerca del alojamiento. Ambos trenes costaron unos 27 zloty (alrededor de 7€) y la duración total del viaje fue de 2 horas y 45 minutos.
Una vez en Torun, nos alojamos en el Hostel Przystanek Toruń, probablemente uno de los alojamientos que más nos gustó de todo el viaje. Este hostal tiene una ubicación ideal, justo al lado de la estación de Torun Miasto y muy cerca del centro histórico de la ciudad.
Día 4: Torun
En el caso de Torun, volvemos a estar ante una ciudad que se ve tranquilamente en un día, aunque a nosotros nos gustó tanto que nos hubiéramos quedado otro más con mucho gusto.
Panorámica de la ciudad de Torun
Si bien el día anterior nos habíamos bajado en la estación de Torun Miasto, esta vez teníamos que llegar a la estación principal o Torun Glowny, que está al otro lado del río. Con esto de las estaciones hay que andarse con ojo porque muchas veces, como pasa con Torun, la estación principal no está cerca del centro histórico de las ciudades, sino que se encuentra bastante a desmano de lo turístico. Nosotros para llegar cogimos uno de los trenes que tenían como destino esta estación de manera que tardamos pocos minutos, pero si os decantaseis por ir a pie se tarda aproximadamente media hora (depende de desde dónde empezáis a andar, claro).
Dicho esto sobre las estaciones, aquí volvimos a coger uno de los trenes regionales, pero esta vez con destino Poznan. El viaje duro 2 horas y 15 minutos y costó unos 25 zloty (unos 6€).
Día 5: Poznan
Con esta ciudad tenemos sentimientos encontrados, aunque ya os los intentaremos explicar mejor en el post dedicado a ella. El resumen es que, a priori, no la recomendaríamos. Si bien las fotos que nos llevamos de Poznan son preciosas, la verdad es que es una ciudad muy grande y todo está muy disperso, por lo que no se hace fácil ni agradable de recorrer. Así que, si os estáis planteando prescindir de alguna ciudad, personalmente nosotros quitaríamos esta.
Stary Rynek es la principal plaza de Poznan
A pesar su tamaño, Poznan es una ciudad que se puede visitar tranquilamente en un día. Sin embargo, aquí si que creemos que os hará falta tirar de transporte público para aprovechar verdaderamente el día. Si optáis por seguir nuestro consejo tened en cuenta que existen pases de 24 horas que cuestan alrededor de los 14 sloty y os permiten coger autobuses de forma ilimitada. Estos pasen salen rentables ya desde el tercer viaje que hagáis, por lo que son una muy buena opción.
Tras pasar el día en esta ciudad nos dirigimos de nuevo a la estación para coger un tren con destino Wroclaw (o Breslavia en español). De nuevo optamos por un tren regional que en este caso nos volvió a costar 27 zloty y que tardó 2 horas y media en llegar a su destino.
Días 6 y 7: Wroclaw
Volvemos a hacer una parada de más de un día y la ciudad afortunada es Wroclaw. En este caso, dedicarle un día a Wroclaw hubiera sido posible, pero de nuevo estamos ante una ciudad con mucho encanto a la que vale la pena dedicarle al menos un día y medio o dos. Eso sí, intentad que no os coincida, como nos pasó a nosotros, con lunes y martes, ya que en estos días el ayuntamiento permanece cerrado al público. A pesar de quedarnos con las ganas de verlo, la existencia de vuelos directos a Wroclaw desde España nos deja abierta la posibilidad de planear una escapada de fin de semana en cualquier otro momento (además nos han dicho que su mercado navideño merece una visita…).
Las vistas de la Plaza del Mercado desde la Iglesia de Santa Isabel
Sobre el alojamiento en Wroclaw, pasamos dos noches en el Centrum Hostel, un albergue super céntrico, a menos de 5 minutos andando de la plaza principal de la ciudad.
Desde Wroclaw, nuestro siguiente destino era Varsovia, lo que nos limitaba las opciones de transporte ya que los trenes regionales no ofrecen conexión entre ambas. Por lo tanto, pasamos de nuevo a viajar en Intercity. El trayecto duró 4 horas y su precio ascendió a los 59 zloty (unos 15€). Como veis en este caso el precio se encarece, por lo que, si no os importa tardar un poco más en llegar, aquí sale a cuenta plantearse la opción de viajar en Polskibus desde 12 zloty (unos 3€).
Días 8, 9 y 10: Varsovia
Como podéis ver llegamos al punto en el que las estancias empiezan a ir in crescendo y no porque se empiece a notar el cansancio, sino porque llegamos a las ciudades grandes: Varsovia y Cracovia. Aquí hay que hablar momentáneamente de algo que parece ser típico de todos los países: siempre hay dos ciudades que se llevan a muerte (o, al menos, lo aparentan) y en el caso de Polonia estamos a punto de llegar a ellas. Lo lógico para vuestra supervivencia (o más bien para caer bien) es que en Varsovia digáis que no os gusta Cracovia y en Cracovia vayáis con el discurso contrario. Aquí, que en principio estamos en territorio neutral, os diré que nosotros nos decantamos por Cracovia (pero no se lo digáis a ningún varsoviano).
Quizás se deba a esta orientación hacía el lado cracoviano, pero personalmente creemos que con dos días en Varsovia era suficiente (ya os explicaremos el porqué en las entradas dedicadas a la ciudad y sus museos). Sin embargo, es verdad que, si os toca el tiempo que nos hizo a nosotros los primeros dos días, mejor quedaros tres para intentar ver la ciudad con un poco de sol.
El tercer día salió el sol y pudimos ver los verdaderos colores de Varsovia
En este caso, nuestro alojamiento estaba en el barrio de Praga, que se encuentra al otro lado del Vístula, por lo que optamos por coger transporte público para ahorrarnos el paseo cada mañana. Si sólo pensáis hacer uno o dos desplazamientos es preferible comprar los billetes uno a uno, ya que el abono de 24 horas no empieza a amortizarse hasta el quinto viaje. Sin embargo, nosotros si que optamos por comprarlo un día que nos llovió y que nos dedicamos a ver museos que estaban bastante distantes unos de otros. Por dicho abono, pagamos unos 15 sloty (un poco menos de 4€)
Desde Varsovia cogimos nuestro último tren del viaje, esta vez dirección Cracovia. De nuevo se trataba de un Intercity, que nos costó 45 zloty (unos 11€) y tardó 3 horas y 40 minutos en llevarnos a nuestro destino. En este último viaje descubrimos algo que nos sorprendió bastante: es posible que os toque ir de pie en el tren. Por este hecho os recomendamos que reservéis los billetes con antelación para aseguraros de tener asiento asignado. Esto no es necesario con los trenes regionales ya que en ellos los asientos no van numerados.
Día 11, 12, 13 y 14: Cracovia
En Cracovia volvimos a quedarnos en un alojamiento que nos gustó mucho y que sí que recomendaríamos. Se trata del Peregrinus Rooms and Apartments, un hostal que se encuentra muy cerca del centro histórico de la ciudad.
A priori os puede parecer que cuatro días es mucho tiempo para Cracovia y en este caso, tendréis razón, bastaría con tres. Sin embargo, a nosotros no nos vino nada mal un cuarto para poder tomárnoslo todo con más calma, descansar un poquito (parece que es el final, pero a nosotros aún nos quedaba dar el salto a Venecia antes de volver a casa) y hacer algunas compras (más comúnmente conocidas como: caza de souvenirs para familia y amigos).
La Basílica de Santa María vista desde la Torre del Ayuntamiento
Desde Cracovia hicimos algunas excursiones a atracciones como las Minas de Wieliczka o el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, pero nos reservamos el cómo llegar a ellas para sus propios posts.
Hasta aquí nuestro repaso general de nuestras dos semanas de viaje por Polonia. Espero que os haya sido útil de cara a organizar vuestro propio viaje o como motivación para hacerle una visita al país. Si queréis saber más sobre nuestra experiencia, no dejéis de pasaros por las entradas específicas de cada destino (conforme las vayamos publicando, claro).
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