Londres con London Pass: Día 3

Llegamos a nuestro tercer y último día con el London Pass (si aún no habéis leído los anteriores pasaros a ver el día 1 y el día 2). A estas alturas ya habíamos cumplido con nuestras expectativas básicas: habíamos visto Tower of London, entrado en la Abadía de Westminster y en la Catedral de St. Paul; y nos habíamos sumergido en los bunkers de Churchill; así que llegados al tercer día tocaba echar mano de la guía en busca de cosas nuevas.

Pero empecemos por el principio ya que nuestro día no comenzó con una visita del London Pass sino con un mercadillo. Siendo sábado no nos podíamos perder ir a Portobello Road, donde se vende y se compra hasta el sol (la bruja novata dixit). Así que comenzamos el día viendo las casitas de Notting Hill y paseando entre puestos de lo más variopintos.

EN PORTOBELLO ROAD HAY DE TODO (O CASI)

Desde aquí nos fuimos hasta Paddington para coger el tren que nos llevaría, ahora sí, a nuestra primera visita London Pass del día. Porque si, teniendo «todo» lo céntrico visto (al menos todo lo que queríamos ver) decidimos que valía la pena probar algo de las afueras. Y ese algo fue el Castillo de Windsor.

PROXIMA PARADA: EL CASTILLO DE WINDSOR

La razón fundamental que nos llevó a decidir ver Windsor y no Wembley o Grenwich, que también están a las afueras, fue que el London Pass cubre el trasporte hasta esta atracción (siempre y cuando lo realicemos en tren). Ahora bien, ¿cómo se llega en tren hasta Windsor? Es muy sencillo: en Paddington hay que coger el tren dirección Slough y una vez en esta estación cambiar al tren con destino Windsor. No tiene pérdida.

Una vez en Windsor, tuvimos la suerte de llegar justo a tiempo para el cambio de guardia y la desgracia de encontrarnos con una cola de una hora para entrar (London Pass aquí no tiene cola rápida). ¿La moraleja? Mejor ir más temprano e intentar ver el cambio de guardia a la salida. De haberlo sabido nosotros probablemente lo hubiéramos hecho al revés y hubiéramos dejado Portobello Road para el mediodía, pero a lo hecho pecho (y una hora de espera).

INCLUSO DENTRO SE FORMAN COLAS

Sobre el castillo en sí, que decir que no hayamos dicho ya sobre la corona inglesa: lo flipamos. Este castillo es la residencia oficial de la Reina y se remonta a principios del siglo XI, cuando Guillermo el Conquistador inicia su construcción. Se trata, en este sentido, del castillo habitado más antiguo del mundo. Dentro podréis ver la Capilla de San Jorge, los State Apartments y la casa de muñecas de Queen Mary. Todo es maravilloso, pero a mí lo que más me hipnotizó fue la casa de muñecas. Y es que, no se trata de ningún juguete sino de una verdadera obra de arte en miniatura. Os reto a encontrar la aspiradora eléctrica a escala qué crearon para la casita (yo no la encontré, pero según la audioguía tiene que estar ahí).

TODO EL CASTILLO ES UNA MARAVILLA

Visto el castillo cometimos el error de no quedarnos a pasar rato por el pueblo sino volver para intentar ver otro palacio: el Palacio de Kensington. ¿Por qué digo error? Porque las comparaciones son odiosas y este palacio no le llega ni a la suela de los zapatos al de Windsor. A pesar de lo decepcionante de la visita, hay que decir que los jardines sí que valen la pena y que, gracias a la exposición de Lady Di que hay dentro, aprendimos bastantes cosas sobre la archiconocida princesa.

EL JARDIN HUNDIDO Y, AL FONDO, KENSINGTON PALACE

Y ya que desde los jardines de Kensington se sale directamente al Hyde Park, que mejor plan que dedicar el resto de la tarde a pasear por uno de los parques más grandes de Londres. Si en el Castillo de Windsor os retábamos a encontrar la aspiradora eléctrica aquí el reto que os proponemos es más sencillo: buscad a Peter Pan. Una pista: está en el mismo sitio en el que Peter Pan aterriza en el cuento original y lleva ahí más de un siglo.

EL PETER PAN DE HYDE PARK

Pero si no sois amantes de Peter Pan, no pasa nada, en este parque hay rincones y sorpresas para todos los gustos. Personalmente, mi rincón favorito se encuentra en los jardines italianos.

UNO DE MIS RINCONES FAVORITOS DE HYDE PARK

Sea cual sea vuestro rincón favorito de Hyde Park, su origen, ligado a la Corona Británica, lo convierte en el broche perfecto para el día “de reyes” en el que se convirtió nuestro último día con el London Pass.