Londres con London Pass: Día 2

Después de acabar el primer día con casi la totalidad del precio del London Pass amortizado (si no habéis leído aún cómo os lo dejamos aquí) alguno puede estar pensando que el segundo día reduciríamos la intensidad… Pues lamento decir que no, es más, el segundo día no sólo viene cargado con cinco nuevas atracciones, sino que además nos dimos el lujo de hacer cosas que no venían en la guía del pase.

NOTA: SÓLO APARECEN COLOREADOS LOS TRAYECTOS A PIE

Al igual que en el primer día, volvimos a madrugar para llegar al primer monumento temprano y de paso ver las vistas desde el One New Change. Desde este mirador, del que ya os hablaremos mejor en otro post, se pueden conseguir fotografías muy chulas de nuestra primera parada del día: St. Paul’s Cathedral (1).

ARRIBA TAMBIEN HAY FOTOS CHULAS PERO EL EFECTO REFLEJO ME ENCANTA

La Catedral de San Pablo fue diseñada por el arquitecto sir Christopher Wren (apuntaos bien su nombre porque en la ruta de hoy va a dar guerra) como parte del programa de reconstrucción de la ciudad tras el Gran Incendio de 1666. Destaca sobre todo su gran cúpula que, con una altura de 365 pies (uno por cada día del año) convirtió a la catedral en el edificio más alto de Londres. La catedral ya ha perdido ese honor frente a los diferentes rascacielos que la rodean, pero sigue siendo uno de los iconos más reconocibles de la ciudad.

LA GRAN CÚPULA ES UN ICONO MÁS DE LA CIUDAD

La Catedral abre sus puertas a las 8:30 de la mañana (recordad comprobad estos datos por si acaso cambian a lo largo del año), pero no se permite el acceso a las galerías hasta las 9:30. Parece mucho, pero si cogéis la audioguía, cosa que os recomendamos que hagáis, no tendréis problemas con esa hora de diferencia, ya que en la nave hay muchos detalles que ver.

En cuanto a las galerías, la de Piedra y la Dorada estaban cerradas durante nuestra visita así que “sólo” tuvimos la oportunidad de ver la Galería de los Susurros, que nos encantó. Desgraciadamente dentro de la catedral no se podían hacer fotos así que tendréis que ir a verla por vosotros mismos.

La última parte de la visita es la cripta, donde se encuentran enterrados muchos grandes de la historia del Reino Unido, como el almirante Nelson o el Duque de Wellington. El propio sir Christopher Wren también tiene un espacio en esta cripta, así que, aunque es una tumba mucho más modesta no olvidéis buscarle ya que a él le debemos también la siguiente parada del día.

Desde aquí nos dirigimos a The Monument (2), un monumento que recuerda el Gran Incendio de Londres y que se levanta a pocos metros de dónde estaba la panadería en la que se inició el fuego. Os avisamos de antemano que el ascenso es durillo, ya que la subida se hace por una estrecha escalera de caracol de 311 escalones, pero mirad el lado bueno, después de bajarla de nuevo os dan un diploma para que podáis chulear de la hazaña. Bueno, eso y que las vistas son muy chulas, no vayáis a creer que subimos sólo por el papelito.

UN PREMIO POR EL ESFUERZO

Nuestro siguiente destino era la Abadía de Westminster (3), otro de los imprescindibles de una buena visita a Londres. Sin embargo, a riesgo de ganarme alguna que otra crítica os confesaré que no fue una de mis paradas favoritas, incluso llegaría a decir que me decepcionó un poco. ¿El motivo? Probablemente la cantidad de gente. Viniendo de la Catedral de St. Paul en la que, aunque había gente, te podías mover libremente, la Abadía de Westminster me pareció agobiante, además de que parecía que no te podías salir del itinerario fijado ni detenerte sin generar tráfico. A pesar de ello es una visita de las que no pueden faltar, ¿cómo vamos a dejar de visitar la sede de las coronaciones reales?

LA ABADÍA DE WESTMINSTER ES UN IMPRESCINDIBLE

La Abadía fue construida en un primer momento en estilo románico, pero posteriormente fue reconstruida siguiendo el diseño gótico. Esto explica las dos torres situadas en la fachada oeste de la Abadía, tan típicas de otras iglesias góticas como Notre Dame de Paris. Por cierto, estas torres también se las debemos, junto con otro arquitecto, a Christopher Wren (os adelanté que le íbamos a nombrar bastante).

A parte de ser el lugar en el que se corona a los monarcas británicos (si queréis saber cómo era la ceremonia, la coronación de Isabel II fue televisada así que podréis verlo en vídeo), la abadía también acoge las tumbas de grandes personalidades entre los que se incluyen, obviamente, monarcas, pero también científicos y artistas. Sinceramente, la parte de búsqueda de tumbas ilustres fue mi favorita de la visita. Nada más entrar tenéis la de Isaac Newton y la de Charles Darwin, que os reto a no pasaros por alto (sobre todo la de Darwin, como se nota que sus teorías y la iglesia no encajaban del todo). Sin embargo, mi zona favorita para cumplir este “reto” es el rincón de los poetas, donde podréis encontrar las tumbas de Dickens, Jane Austen, Lewis Carrol o las hermanas Brontë. En esta zona también hay monumento a autores destacados que no están enterrados en la abadía, como el mismísimo William Shakespeare.

Llegados a este punto, tocaba salirse un poco de la guía London Pass y dedicarle algo de tiempo al Big Ben (4). Y hablando del Big Ben, ¿sabíais que este nombre no hace referencia ni a la torre, ni al reloj en sí? En realidad, este nombre sólo hace referencia a la campana del reloj, aunque popularmente ha acabado por dar nombre a toda la torre.  Oficialmente, y desde 2012, a esta torre se la conoce como la Torre de Isabel (aunque primero se llamaba la Torre del Reloj).

UNA DE LAS MUCHAS FOTOS QUE SACAMOS DEL BIG BEN

Tras todas las fotos de rigor nos dirigimos a nuestra siguiente visita: las Salas de Guerra de Churchill o, en inglés, Churchill War Rooms (5). Si os interesa lo más mínimo la historia contemporánea este sitio os va a encantar: bienvenidos a los bunkers desde los que Churchill organizó la II Guerra Mundial. Tan pronto como se acabó la guerra, estas salas quedaron cerradas por lo que no es de extrañar que parezca que, en ellas, el tiempo se ha congelado.

A LOS INGLESES LES GUSTAN MUCHO LOS MANIQUÍS EN LOS MUSEOS

Volviendo a la superficie, nos dirigimos a la última atracción del London Pass que disfrutaremos hoy, que no el final de la ruta. Si el primer día veíamos Londres desde un bus turístico, el segundo no íbamos a dejar pasar la oportunidad de subirnos a un barco y hacer un crucero por el Támesis. Hay varias compañías que ofrecen esta posibilidad, pero la que entra dentro del London Pass y, por lo tanto, nuestra elegida se llama City Cruises. Nuestro punto de partida fue el muelle de Westminster y nuestro destino el Tower Bridge (otros cruceros llegan hasta Greenwich, pero no a esta hora). Este servicio lo recomiendo mucho más que el bus turístico, ya que es una perspectiva que no podréis conseguir a pie y los muelles son mucho más visibles que las marquesinas.

NUESTRO BARCO Y EL LONDON EYE

Llegados al muelle de Tower Bridge nos dirigimos a los St Katherines Docks (6). Este es uno de esos rincones en los que olvidas que estás en una gran ciudad, pero seamos honestos, como muelles tampoco nos parecieron gran cosa (es nuestra opinión). Lo que sí que nos gustó fue sacar una fotografía diferente del Tower Bridge.

CUALQUIER FOTO PUEDE MEJORAR SI AÑADES UN DELFIN

Este podría haber sido el final de la ruta (y hubiera sido una ruta muy chula), pero esto lo hicimos un viernes y, a diferencia del resto de días, los viernes y sábado la Tate Modern (7) amplía su horario. Así que ahí nos tenéis, dos personas que no entienden el arte contemporáneo entrando en un museo de arte contemporáneo sólo porque cierra tarde… Quizás os preguntaréis, ¿sirvió para que aprendierais algo? Y la respuesta honesta sería: “No, pero el edificio sí que nos gustó”. Como casi todos los museos de Londres, la entrada a la exposición permanente es gratis, así que sí que os aconsejo pasaros y disfrutar, sobre todo, de las vistas que hay desde arriba.

SOLO POR LAS VISTAS YA ES VISITA OBLIGADA

De vuelta a casa era hora de cruzar el puente de Londres, el verdadero, el de la canción y ¿sabéis qué? En este no me vino a la cabeza la cancioncita, ironías de la vida (esto lo entenderéis si habéis leído el día 1). Lo mejor de este paseo son las vistas ya que si salís a la misma hora que nosotros del museo veréis la ciudad iluminada, ¿acaso hay una mejor forma de poner la guinda a un buen día?

LA GUINDA PERFECTA PARA EL SEGUNDO DÍA