Os tengo que confesar que existen unas cuantas ciudades a las que les tengo unas ganas tan altas que retraso el momento de visitarlas esperando las condiciones perfectas de visita. Esto significa tanto elegir la temporada ideal, como, sobre todo, la duración ideal para el viaje. En el caso de Roma, si me hubieran dejado me hubiera pasado una semana entera en la ciudad, pero el destino tenía otros planes y Roma fue nuestro destino sorpresa con Waynabox. En esta entrada no hablaremos sobre los viajes sorpresa y lo que opinamos después de habernos animado en esta ocasión y tampoco os presentaremos un itinerario por Roma a la altura de lo que me hubiera gustado organizar. En su lugar os haremos una propuesta de paseo por algunos de los lugares más famosos de la ciudad. ¿Nos acompañáis?
Como os comentábamos, en esta ocasión le dedicamos a la ciudad de Roma menos de lo que me hubiera gustado, por lo que nos quedaron muchísimos lugares pendientes. Nosotros estuvimos un total de 3 días en la ciudad y el primer día nos centramos en descubrir la Ciudad del Vaticano. La ruta de la que hablaremos hoy la realizamos durante nuestro segundo día de viaje y reservamos el tercer día a visitar algunas atracciones a las que le teníamos ganas, como el Castillo de Sant’Angelo. Hechas estas aclaraciones sobre nuestro itinerario, es hora de entrar de lleno en la ruta que nos ocupa.
Nuestra ruta comenzó en el Coliseo (1), principalmente por dos razones (o tres si contamos que era la visita que más ganas tenía de hacer). En primer lugar, os recomendamos llegar al Coliseo para ahorraros las colas que se forman para entrar. Al tratarse de uno de los monumentos más visitados de la ciudad lo mejor es llegar temprano para disfrutarlo antes de que se empiece a masificar. Nuestra segunda razón, es que para este viaje uno de nosotros se hizo con la Roma Pass y la mejor manera de amortizarla es empezar por las visitas más caras, es decir, el Coliseo y los Museos Capitolinos. No entraremos aquí en cómo de rentable es hacerse con este pase turístico, pero os avanzamos que no siempre lo es y que por eso sólo uno de nosotros se hizo con él. Pero ya basta de rodeos, hablemos del Coliseo.
El Coliseo Romano es uno de los símbolos más conocidos de la ciudad de Roma y se cuenta entre los monumentos considerados Patrimonio de la Humanidad (fue declarado en 1980 junto con el conjunto del centro histórico de Roma). Este anfiteatro romano fue construido entre el 72 y el 80 d. C bajo el mandato del emperador Vespasiano (este emperador pertenecía a la dinastía Flavia, lo que explica que el Coliseo también reciba el nombre de Anfiteatro Flavio). Por daros solo algunos datos curiosos, este anfiteatro podía acoger a unos 50.000 espectadores y su inauguración duró la friolera de 100 días (estos romanos si que sabían dar una buena fiesta).

La entrada al Coliseo también os dará acceso a nuestra siguiente parada del día: el Foro Romano y el Palatino (2). El conocido como Foro Romano fue el centro de la vida civil, económica y religiosa en Roma durante el periodo de la República (luego estarían los Foros Imperiales, pero eso nos quedó para otra visita). El Foro está atravesado por la Vía Sacra, que une este espacio con el Coliseo y en torno a la cual encontraremos los restos de numerosas edificaciones importantes como los arcos de Tito y Constantino, la Casa de las Vestales, el Templo de Julio Cesar y un largo etcétera. Nosotros nos tomamos nuestro tiempo en esta zona antes de iniciar la subida al Palatino.

Nuestra visita continuó por el Palatino. Según cuenta la leyenda, el Palatino fue el lugar elegido por Rómulo para fundar su querida Roma, por lo que no sólo os hallaréis en la zona de residencia de los césares sino en la cuna de la ciudad que veréis a vuestros pies. Con los años esta colina se consolidó como la vivienda de los diferentes emperadores, por lo que no es de extrañar que de ella evolucionara nuestra palabra “palacio”.
Tras visitar esta colina salimos del recinto y recorrimos las ruinas del Circo Massimo en dirección a nuestra siguiente parada: la Boca de la Verdad o Bocca dellla Verità (3). Si habéis visto la película de Vacaciones en Roma os sonará este lugar y no hace falta que os expliquemos su historia, pero como sabemos que no a todo el mundo le gusta el cine en blanco y negro dejadme que os refresque la memoria. La Baca de la Verdad es una máscara de mármol del siglo I que se encuentra colocada a la entrada de la Iglesia de Santa María in Cosmedin. La leyenda, tal y como se narra en la película, cuenta que la escultura morderá la mano de los mentirosos e infieles que osen introducirla.

Desde aquí nos dirigimos a la Piazza del Campidoglio pasando por el Teatro de Marcelo, el único teatro antiguo que queda en pie en Roma. Esta plaza fue diseñada por el propio Miguel Ángel y si bien merece por sí misma una visita nosotros vinimos aquí con otro objetivo: explorar los Museos Capitolinos (4).

Entre las reliquias que guarda este museo se encuentra, entre otras, la famosa Loba Capitolina. Esta escultura muestra a la loba que amamantó a los gemelos Rómulo y Remo. Un dato que os puede interesar sobre esta obra es que la loba y los gemelos son de momentos totalmente distintos. La loba es anterior (aunque la datación está muy discutida, probablemente sea de origen medieval) mientras que los gemelos se añadieron ya en el Renacimiento. Aparte de por su colección, motivo más que suficiente, otra razón por la que vale la pena visitar los Museos Capitolinos es que desde el Tabularium se consiguen las que en mi opinión son las mejores vistas del Foro del Romano.

Nuestra siguiente parada es la Piazza Venezia, en la que se alza el Monumento a Victor Manuel II, primer rey de Italia tras su unificación (hablamos más de este rey y de la casa de los Saboia en nuestra ruta por Turín). Desde este monumento, también conocido como Il Vittoriano (5), podréis obtener unas vistas increíbles y subiendo os encontraréis la tumba al soldado desconocido, un tipo de monumento que podremos encontrar en varias ciudades de Europa y que presta homenaje a los caídos durante la Primera Guerra Mundial.
Llegamos ahora a un momento delicado de la ruta. Si como nosotros os habéis detenido a saborear cada esquina (me refiero a deleitarse con los detalles, pero sí, a estas alturas también nos habíamos tomado algún que otro helado) es probable que encontréis la siguiente parada cerrada, pero no dejéis de entrar en cualquier otro momento (nosotros volvimos al día siguiente). Hablamos del Panteón de Agripa (6), que cierra normalmente a las 19:30 y los domingos a las 18 horas. Lo que más sorprende de este monumento es su tamaño y su buen estado de conservación. La razón de esto último salta a la vista al entrar y es que el panteón fue transformado en una iglesia cristiana a principios de la Edad Media.

Con las siguientes paradas no nos tenemos que preocupar de la hora, es más, creemos que vale la pena verlas tanto de noche como de día. Desde el Panteón podemos caminar hasta la Piazza Navona (7), una de las plazas más concurridas de Roma. Aquí destacan, sobre todo, sus tres grandes fuentes, así como los diferentes palacios barrocos que delimitan su perímetro.
Desde aquí nos dirigimos a nuestra última parada del día, la Fontana di Trevi (8). La Fontana di Trevi es una de las fuentes monumentales más importantes de la ciudad. Los trabajos de construcción empezaron en 1732 y terminaron en 1762. Podríamos hablar largo y tendido sobre el diseño y la iconografía de la fuente, pero en esta ocasión en una práctica que os llamará la atención y que quizás queréis imitar: tirar monedas a la fuente. Las supersticiones entorno a esta práctica son más complejas de lo que nosotros nos habíamos imaginado y mientras que tirar una sola moneda garantiza volver a Roma, lanzar dos te garantiza tener un romance y la tercera te asegura el matrimonio (o un divorcio). A parte del premio, hay que tener en cuenta la forma de tirar la moneda. Según la leyenda hay que tirar dichas monedas con la mano derecha y por encima del hombro izquierdo. Como os decía no es tan fácil como lo pintan, pero sin duda os recomendamos tirar al menos una moneda. Y hablando de lanzar monedas, ¿os imagináis cuántas acaban arrojándose cada día a la fuente? La media de la recaudación esta en unos 3.000€ diarios y el ayuntamiento dedica este dinero a diferentes obras caritativas.

Y hasta aquí llega nuestra ruta del día. Como os decíamos aprovechamos nuestro tercer día para visitar algunos lugares que nos quedaron pendientes en la ruta, como el interior del Panteón de Agripa o el Castillo de Sant’Angelo, pero por hoy sólo nos quedaba cenar y descansar para el día siguiente. Esperamos que esta ruta os haya servido como un adelanto de todo lo que Roma tiene para ofrecer, ¿qué añadiríais contando con más días en la ciudad? Nosotros definitivamente volveremos y esperamos traeros entonces muchas más ideas para disfrutar de la ciudad eterna.
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